Acusan a Johnson & Johnson de ocultar que su talco tenía asbesto
Los responsables de la compañía solo admitieron que era mínimo y no dañino
La pesadilla legal que vive Johnson & Johnson por su polvo de talco acaba de abrir un nuevo episodio. Una amplia investigación de Reuters denuncia que el producto de la compañía contenía en ocasiones asbesto –un mineral cancerígeno–, que Johnson & Johnson lo supo durante décadas y buscó ocultarlo a las autoridades y al público.
El artículo asegura que tuvo acceso a información de la compañía, incluidas declaraciones judiciales, que mostraban que al menos desde 1971 hasta comienzos de este siglo los test que Johnson & Johnson hacía de su polvo de talco daban en ocasiones positivo sobre presencia de asbesto. En la documentación se ve correspondencia entre ejecutivos de la compañía que discuten la presencia de asbesto y cómo trataban de ocultarlo o de convencer a las autoridades de que era mínima y no dañina.
El talco es un mineral natural que se extrae de la tierra. En ocasiones, el asbesto –un mineral fibroso– tiene presencia en esos yacimientos y puede contaminar las extracciones de talco. Una práctica de Johnson & Johnson, según el artículo, era dar a los reguladores –como la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, en sus siglas en inglés– los test favorables a sus intereses y no entregar los que apuntaban a la presencia de asbesto. La compañía atacó con fiereza la investigación de Reuters, a la que calificó de «partidista, falsa e incendiaria» y de «teoría de la conspiración absurda».
«Miles de exámenes independientes realizados por reguladores y por laboratorios líderes en el mundo han probado que nuestro polvo de talco nunca ha contenido asbesto», aseguró Johnson & Johnson en un comunicado, en el que también criticó que Reuters ignorara estos datos, que no reconociera la cooperación de la compañía con las autoridades y que sus test siempre han usado «los métodos más avanzados».
Eso no evitó que el viernes, el día en que Reuters publicó la noticia, la acción de Johnson & Johnson se desplomara en bolsa, donde su precio perdió un 10% de su valor.
La caída bursátil, la peor en un día desde 2002, responde a la acumulación de problemas legales para Johnson & Johnson por su polvo de talco. La compañía encadena batallas legales por clientes que acusan al producto de provocar diferentes tipos de cáncer, como el mesotelioma –relacionado con la exposición al asbesto– o el cáncer de ovarios. Este año, un jurado de San Luis (Misuri) impuso una multa de 4.700 millones de dólares a Johnson & Johnson como compensación a veintidós mujeres que aseguraron que sufrieron un cáncer de ovarios por el talco, en un juicio que liberó mucha documentación clave sobre las prácticas de la compañía. El fallo va a ser recurrido por la compañía, cuyo departamento legal tiene una montaña de trabajo por delante: hay cerca de 11.700 personas que han demandado a Johnson & Johnson en diferentes casos vinculados al polvo de talco.
«Supimos durante años que había algo en el talco que causaba cáncer de ovario, y hubo rumores sobre asbesto, pero Johnson & Johnson era hermética sobre los documentos que necesitábamos», ha asegurado a «The New York Times» Michael Miller, un abogado que representa a casi 900 demandantes y que espera que su juicio arranque a comienzos de 2020.
Peligrosidad
Las nuevas revelaciones son además un quebradero de cabeza para la imagen de la compañía y para uno de sus productos icónicos, del que hace tiempo se cuestiona su peligrosidad, incluso cuando esté libre de asbesto. Las organizaciones de la salud no acaban de ponerse de acuerdo sobre si el talco puro es dañino.
En 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que el uso frecuente de este producto parte de por mujeres en los genitales podía causar cáncer de ovario. Otras asociaciones, como la Sociedad Americana del Cáncer, no tenían claro ese impacto: «Los resultados han sido mixtos: algunos estudios muestran que se incrementa el nivel de riesgo y otros muestran que no hay incremento», ha asegurado.
Por su parte, la FDA se ha negado a incluir etiquetas en el talco que adviertan sobre los riesgos de cáncer pero, al mismo tiempo, como recogió «The Washington Post»el año pasado, ha financiado un estudio que advierte de que sus efectos «en los tejidos genitales femeninos no han sido investigados de forma adecuada».
La empresa niega los hechos y dice que es una «teoría de la conspiración absurda»