Munuera Montero «El árbitro es el primero que se da cuenta del fallo»
Este colegiado jiennense, que se declara «acordobesado», estrenará el rango de internacional a partir de enero de 2019 tras tres temporadas en la Primera División
VAR
«Es como una especie de ángel de la guarda que nos vigila y nos tiende una mano, pero yo, si me dan a escoger, previero estar en el campo porque es mi resposabilidad» Córdoba CF
«Está viviendo una situación difícil, pero muy parecida a la que vivió la temporada pasada y se salvó; estamos en diciembre y todavía queda tiempo» El polémico 1 de octubre
«El día que me retire escribiré un libro con todo lo que pasó en aquel Barça-Las Palmas, pero si se suspende habría sido negativo»
Los árbitros han vivido, habitualmente, en la discreción. Sin embargo, ese silencio instaurado en el colectivo años atrás no siempre les ha ayudado y ahora empiezan a encender focos de atención bien entendidos. Uno de los representantes de ese nuevo arbitraje es José Luis Munuera Montero, quien nació en Jaén pero que está viviendo los años más importantes de su carrera adscrito al colegio cordobés. De hecho, esta misma semana ha recibido la notificación de convertirse en árbitro internacional tras tres temporadas en la Primera División. –Aunque suene chocante de primeras. ¿Cómo es la vida de un árbitro? –Somos pernas normales y corrientes, que decidimos dedicarnos a esto. Tenemos nuestras familias, nuestras aficiones, nuestros momentos, nuestro trabajo… –¿Alguien intentó quitarle las ganas de ser árbitro? –Hubo momentos muy duros, difíciles, de travesía salvaje. Pero de esos es en los que aprender. Hay momentos en los que te planteas si merece la pena. Pero cuando aprendes esa lección, te vuelven las ganas de seguir adelante. –Todo árbitro tienen un día pesadilla. ¿Cuál es el suyo? –En categorías inferiores te encuentras más hostiles, porque hay padres que no entienden de educación. Al principio, sí. Ahora, a nivel profesional, es más mediático que real. –¿En algún partido le ha sucedido que se ha equivocado y que no hay vuelta atrás? –El árbitro es el primero que se da cuenta de su error, pero pasadas unas décimas de segundo. Porque tenemos un feeling y sabemos lo que hay. Son muchos años y situaciones que te lo dicen. Cuando vas a casa y lo ves, sabes cómo se podría haber evitado. Es verdad que con el VAR tenemos un ángel de la guarda que nos vigila y nos tiende una mano. –¿Prefiere dirigir un partido en el césped o en la cabina? –Prefiero el césped, porque la responsabilidad es cien por cien mía. En cabina, sé que protejo al compañero pero es una presión mayor. –¿Un árbitro puede ser de un equipo de fútbol? –Yo soy del Real Jaén, porque es el equipo de mi tierra, y, por supuesto, llevo viviendo 10 años en Córdoba y me siento cordobés. Así que también soy del Córdoba. Me gusta ver partidos y conocer a todos los equipos, porque me ayuda. –Es querido en Jaén y Córdoba. –Me siento muy orgulloso de dónde nací y de dónde vivo. Son dos espectáculos de provincias. Soy un jiennense «acordobesado». –¿Se ha enfadado con un árbitro alguna vez viendo un partido? –Nos apoyamos mucho, porque somos conscientes de la responsabilidad a la que estamos sometidos. –¿Llegando al corporativismo o es leyenda urbana? –Viendo un partido sé cuándo se equivoca un árbitro, como harán los compañeros conmigo. Hoy hay campos que tienen hasta 40 cámaras. Cuando empezaba tenía también mis ídolos en el arbitraje y también nos fijamos en los modelos de arbitraje de otros deportes hasta el punto de que me veo dirigiendo esos partidos. –¿Por qué los árbitros de fútbol son menos dialogantes que los de otros deportes? –Desde fuera se ve así, pero sí hablamos con ellos. Aprovechamos carreras, cambios, córners. También debes saber con quiénes puedes hablarlo. En cada equipo hay uno que te ayuda y otro que se tira. –Como seguidor del fútbol que es: ¿Cómo ve al Córdoba? –Está viviendo una situación difícil y muy parecida a la que vivió la temporada anterior. Nadie pensaba que eso se pudiera repetir, como nadie pensaba entonces que se iba a salvar. Estamos en el mes de diciembre y queda muchísimo. La Segunda es una Liga muy larga y, como en todas las empresas, lo que hace falta es redirigirla para mejorar. Hay que ser positivo, trabajar en equipo y tiene buenos profesionales en el terreno de juego. Estoy convencido de que hay tiempo. –¿Los árbitros de Segunda son buenos, malos o regulares? –Son muy buenos. Con muchos de ellos quedo para comer y enseñarles la ciudad, cuando coincide que no tengo partido. Como con ellos y les vienen a tomar café, muy buen café, al negocio que he abierto. Es muy difícil subir, porque el filtro es muy pequeño. –¿Cómo se explica que los árbitros no sean profesionales cuando ofician como si lo fueran? –Se está trabajando para eso y se está llegando a un acuerdo para que esto así sea entre Federación y Liga. En mi caso, pedí una excedencia en el laboratorio farmacéutico en el que trabajaba hasta hace 10 meses, porque no podía compaginarlo con el nuevo arbitraje de VAR. Pero se resolverá, como ocurre en otros países. –¿Y después del arbitraje? –Soy una persona con inquietudes y tengo varios proyectos en mente. He podido culminar uno, como es el de una cafetería llamada Colombia 50 en el centro de Córdoba. Soy un amante
del buen café y no siempre cuando viajo encuentro uno bueno.
–¿Seguirá vinculado al deporte?
–En ese sentido, no sé lo que te puedes encontrar en la vida e intento no futurizar. Pero uno, cuando decide ser árbitro, lo es para siempre. Y seguiré vinculado a este mundo, porque lo estoy disfrutando. Estoy en mi tercera temporada en Primera y hace unos días han confirmado que la propuesta para que sea árbitro internacional la ha confirmado la FIFA.
–Usted es el árbitro del «1 de octubre» en el Camp Nou. Estaba designado para el Barça-Las Palmas y los independentistas presionaron para que no se jugase. ¿Puede contar algo de aquello? –El día que me retire, escribiré un libro sobre ese partido. Es obvio. Fue un partido diferente y mediático. Mi alegría es que el partido se jugó bien, los dos equipos se portaron bien y se pudo hablar de fútbol ese día. Si se hubiese suspendido, habría sido una nota negativa para el deporte español en general.