EN EL SALÓN DE USOS MÚLTIPLES
Andalucía tiene suficientes elementos históricos para vestir sus salas sin inventarse su historia. ¡Y eso es gratis!
ANDALUCÍA es la región más poblada de España y la segunda en extensión territorial tras Castilla y León. Es perfectamente comprensible que cuando se decidió el «café para todos» en materia autonómica en los albores de nuestra democracia, los andaluces reivindicaran que ellos no eran de segunda categoría frente a vascos, catalanes y gallegos. Porque aquello poco tenía que ver con raíces históricas, que eran simplemente inexistentes en el caso de las mal llamadas autonomías históricas que sólo fueron consideradas como tales por razones políticas.
Una cosa que hicieron bien los sucesivos gobiernos andaluces fue asentar sus instituciones en edificios históricos como el Palacio de San Telmo, un colegio de marineros construido en el siglo XVIII, que se convirtió en la segunda mitad del XIX en la corte de los Duques de Montpensier. Hoy es la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Digamos que, cuando menos, es un edificio que da empaque a la institución.
El Parlamento andaluz está ubicado en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas de Nuestro Redentor, un edificio cuya fachada asemeja la de una iglesia. En su interior tomó ayer posesión como presidente de la Junta Juan Manuel Moreno Bonilla, con gran acompañamiento de políticos nacionales. Lo verdaderamente increíble es que leo en las crónicas que la toma de posesión se produjo en el Salón de Usos Múltiples de la Cámara.
Vamos a ver, a mi esto del Salón de Usos Múltiples me recuerda a la «sala de uso polivalente» que había en mi colegio La Salle de Santander. O la que debe haber en esos palacios de congresos y exposiciones que hay generosamente repartidos por la geografía nacional. El presidente de una institución que se dice seria nunca puede jurar o prometer su cargo en un Salón de Usos Múltiples. Para eso es mejor hacerlo en un jardín debajo de una palmera o en los salones del Hotel Alfonso XIII. Cualquiera de ellos tendrá más empaque que el Salón de Usos Múltiples.
¿No tiene Andalucía hechos históricos que evocar para dar nombre a una sala de su Parlamento? ¿No hay acontecimientos o personas que recordar dando su nombre a una sala así? De las Navas de Tolosa a Blas Infante, alguno habrá. Hemos visto que una de las primeras visitas que ha hecho Juan Manuel Moreno entre su elección y su toma de posesión ha sido a don Manuel Clavero Arévalo, uno de los responsables del nacimiento de esta Autonomía andaluza. Siempre es bueno mirar atrás y conocer cuáles son las causas de la existencia de nuestras instituciones. No estaría de menos que estudien su propio pasado para volcarlo en el futuro. Allí no hace falta inventarse la historia.
En 1988 Jordi Pujol y los suyos decidieron celebrar el «Milenario de Cataluña». Organizaron un acto en el Palacio de la Generalitat en el que intervino el historiador y académico Martín de Riquer. Antes de empezar su intervención otro asistente le comentó la alegría que le producía la conmemoración, a lo que Riquer dijo que no había nada que celebrar. «Hace mil años el Conde de Barcelona envió una carta al Conde de París diciéndole que no le reconocía soberanía y el de París nunca contestó. Esto es el milenario de una carta perdida. Si hoy en día se pierde buena parte de las cartas que enviamos, ¿Cómo no se iban a perder hace mil años? Ni independencia ni nada», decía Riquer.
Pero Andalucía tiene suficientes elementos históricos para vestir sus salas sin necesidad de inventarse su historia. ¡Y eso es gratis!