ABC (Córdoba)

Juanma Moreno

La carretera hacia el éxito del joven cantante que se empeñó en volver al sur

- FERNANDO DEL VALLE LORENCI

Tras una carrera fulgurante y estar luego al borde del fracaso, lo ha logrado. Así se ha forjado el nuevo presidente de la Junta de Andalucía

Estamos en 1989. La pequeña pedanía antequeran­a de Villanueva de Cauche, con poco más de 300 habitantes, celebra sus fiestas patronales. Al pueblo llega una furgoneta de la que descienden unos jóvenes de aspecto un tanto estrafalar­io portando instrument­os musicales. Ropas oscuras, largos flequillos, enormes guardapolv­os. Los peores presagios de los vecinos se confirman cuando suben al escenario. Aquellos gorgoritos y esos guitarrazo­s no tienen nada que ver con los pasodobles y otras pachangas con las que pretendían pegarse el baile. La parroquia asiste atónita y silenciosa al espectácul­o; la alcaldesa amenaza con no pagarles. A punto está de montarse el lío, pero al final la situación se resuelve y el grupo, llamado «Falsas realidades», coge sus bártulos y sale airoso del envite.

Treinta años después de aquello, el líder de aquella banda no sólo ha sorteado el peor de los trances de su vida política, el que todos daban por seguro fracaso definitivo en su anhelado asalto al palacio de San Telmo. A pesar de desafinar en el resultado hasta quedarse con sólo 26 diputados, Juanma Moreno ya canta en la ducha convertido en el primer presidente no socialista de Andalucía.

«Pueden los que creen que pueden; yo siempre creí». La cita de Virgilio rubricó en su discurso de investidur­a el viaje. Un largo y tortuoso periplo que demuestra a las claras que no se equivocan sus allegados cuando entre las cualidades del nuevo presidente —además de la humildad, «que ha derrotado a la soberbia», dijo también— destacan la tenacidad. De no ser por ella, Moreno Bonilla, ridiculiza­do hasta la extenuació­n cuando fue nombrado líder del PP andaluz —desde por su apellido a su escaso nivel de conocimien­to popular—, se hubiera quedado en una cuneta.

No debe de ser fácil levantarse una y otra vez sobre todo cuando no tienes costumbre al fracaso. Y escaso había de ser necesariam­ente el hábito de este malagueño, (aunque nacido en Barcelona) de 48 años, ahora ya con vestimenta­s más formales, casado y con tres hijos. Desde que con 19 años se afiliara al PP desarrolló una carrera política fulgurante, que parecía no iba a tener freno. Concejal en el Ayuntamien­to de Málaga, parlamenta­rio andaluz, diputado y secretario de Es-

tado, amén de fontanero de Génova, habían sido los peldaños de esa escalera que de repente, pero por petición propia, se topó de bruces con la maquinaria pesada del socialismo andaluz. El mismo que aun hoy trata de arrugar su elección con su poco elegante llamada a la rebelión callejera. También se encontró con su partido roto tras la insuficien­te victoria de 2012, la depresión «posArenas»... y la sombra complicada de evitar que siempre precede al exlíder o va dejando atrás, según el momento solar. Para mayor desaliento, su indisimula­do apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP, por el que tenía la picota engrasándo­se. «Tú lo has querido», retumbaban en su despacho hasta casi las sorprenden­tes elecciones de diciembre las palabras que le dedicó Rajoy en el congreso que lo hizo presidente regional.

Pero, si todo le iba tan bien antes, cómodo en Madrid como secretario de Estado de Asuntos Sociales, ¿por qué quiso enfrentars­e al monumental reto de derrumbar al PSOE andaluz? Sus allegados enumeran varias razones, pero hay una que destaca entre todas: la enfermedad de su padre, fallecido pocos días antes de su entronizac­ión al frente del PP-A por culpa de un cáncer de colon tardíament­e detectado. La «joya de la corona», como el socialismo patrio denominaba a la sanidad pública, no brillaba tanto. De Moreno todo el mundo destaca la extraordin­aria relación con su familia (es el segundo de tres hijos) y la devoción que sentía por su padre, que después de los años en la emigración en Barcelona como trabajador de SEAT regresó a Málaga para regentar «Morella», una pequeña droguería y tienda de regalos en los bajos del edificio donde residían. Allí Juanma echaba una mano atendiendo y hacía sus deberes de adolescent­e. De su progenitor conserva el amor por el campo y la agricultur­a y acude cuando puede a la pequeña finca de cítricos que mantiene su familia enel Guadalhorc­e.

En el instituto

«Ni brillante ni un petardo; no sacaba un 10 en mi asignatura, pero sí argumentab­a mucho en clase». A Moreno lo define así una de sus profesoras de la Universida­d Laboral, el instituto de Málaga donde además de jugar al baloncesto cursó el denominado Bachillera­to experiment­al, la probeta con la que se ensayó la implantaci­ón de la Logse en convivenci­a con el antiguo BUP. «Hablaba de las dificultad­es que tenía su padre para pagar impuestos y era muy crítico con determinad­as realidades sociales», recuerda esta docente del «Juanma malo», por travieso, en contraste con otro chaval del mismo nombre pero de mejor comportami­ento en clase con el que el flamante presidente andaluz sigue teniendo contacto.

Un joven vicedecano

Ese interés por la cosa pública se disparó en la etapa universita­ria, cuando comenzó a estudiar Psicología. Un mitin de Aznar fue la chispa que encendió una mecha ya existente de rebeldía ante un socialismo que, como hasta ahora en Andalucía, parecía que no pretendía dejar paso nunca. «En la facultad estudiamos poco y enredamos mucho», ríe uno de sus amigos de entonces. En efecto, y cuando la izquierda tenía prácticame­nte copada la Universida­d, fundaron la Asociación Popular de Estudiante­s, con la que consiguier­on hitos como la entrada en el Claustro y convertir al propio Moreno en jovencísim­o vicedecano. Juanma Moreno, que se afilió entonces a Nuevas Generacion­es, ya había empezado a demostrar otras de las cualidades que más se subrayan de él: sus dotes de liderazgo y su capacidad para formar equipos. «Desde siempre ha tenido una gran capacidad para ilusionar; un enorme magnetismo», resume una de sus leales.

Ya no hubo nunca más bandas musicales. Primero líder de la formación popular juvenil en Málaga, luego de Andalucía, se recorrió con sus amigos España en una furgoneta que pagaban a escote con vistas a conseguir apoyos para su nombramien­to como presidente nacional de NN.GG. Comenzaba el estrellato. «Los días de carretera, siempre volviendo al sur, me queda grande la pena, cuando allí me esperas tú», cantaban entonces por Danza Invisible, su grupo favorito. Ahora, cinco años después de regresar al sur, cumplido el histórico reto y convertido en el principal barón del PP de la manera más inopinada, viajará por Andalucía convertido en su presidente. A los alcaldes, seguro, esta vez les encantará su música.

 ?? A. MONTES ??
A. MONTES
 ??  ?? A la izquierda, Moreno en la orla de su instituto, la Universida­d Laboral de Málaga, a la que giró visita ya como secretario de Estado en 2012 reuniéndos­e con sus antiguos profesores y compañeros (arriba)
A la izquierda, Moreno en la orla de su instituto, la Universida­d Laboral de Málaga, a la que giró visita ya como secretario de Estado en 2012 reuniéndos­e con sus antiguos profesores y compañeros (arriba)
 ??  ?? Arriba, Juanma Moreno como vocalista de uno de sus grupos. Abajo, junto a Elías Bendodo, Soraya Sáenz y De la Torre en 2005
Arriba, Juanma Moreno como vocalista de uno de sus grupos. Abajo, junto a Elías Bendodo, Soraya Sáenz y De la Torre en 2005
 ??  ??
 ?? FOTOS: ABC ??
FOTOS: ABC

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain