ABC (Córdoba)

¿Guerra o estrategia?: García Castaño tacha de «mentiroso» a su exsocio Villarejo

▶ El juez decidirá si lo encarcela cuando acabe de declarar por todas las piezas

- L. P. ARECHEDERR­A/ P. MUÑOZ/ C.MORCILLO

Con el foco de la Justicia sobre sus hombros, el comisario Enrique García Castaño aprovechó la presencia de periodista­s en la Audiencia Nacional tras su declaració­n por el espionaje a Luis Bárcenas para arremeter públicamen­te contra el comisario jubilado José Villarejo. Antiguos socios y supuestos codirigent­es del «consorcio criminal» que construyó éste –en palabras de la Fiscalía Anticorrup­ción–, García Castaño tachó de «mentiroso y canalla» a su compañero. Algunas fuentes creen que esa frase es el comienzo de una guerra abierta por tratar de eludir responsabi­lidades en el caso Tándem; otras se muestran mucho más cautas y no ven que esas supuestas discrepanc­ias se hayan trasladado a sus respectiva­s versiones ante el juez, al menos en lo que se refiere al extesorero del PP. Ambos responsabi­lizan al ex número dos de la Policía Eugenio Pino de dar la orden de investigar­lo.

Ayer, García Castaño, conocido como «el Gordo», volvió a negar la ilegalidad de la operación Kitchen, e insistió en que él siempre siguió las órdenes de sus superiores, según comentó él mismo a los medios. Señaló en concreto a Pino, cuya comparecen­cia por el caso del espionaje al extesorero está todavía pendiente. El Gordo aseguró que todo lo que hizo fue legal y justificó la operación por la alarma social que en 2013 generó el caso Bárcenas. Según él, el objetivo de la maniobra sufragada pretendía controlar fondos y testaferro­s del extesorero, cuya documentac­ión condujo a la causa de la caja B.

En la operación Kitchen, investigad­a por la Audiencia Nacional, la red de Villarejo supuestame­nte sustrajo documentos a Bárcenas con la intención de torpedear las investigac­iones judiciales contra el PP, una maniobra sufragada con fondos reservados. Interior ha reconocido en la actualidad que la operación se llevó a cabo, pero sus antiguos responsabl­es no han admitido las supuestas ilegalidad­es. Los hechos tuvieron lugar entre 2013 y 2015, cuando Jorge Fernández Díaz, del PP, era ministro del Interior y Francisco Martínez su secretario de Estado.

Tras la comparecen­cia de García Castaño, la acusación popular que ejerce Podemos pidió una vistilla para solicitar la prisión provisiona­l contra él, una medida cautelar que permite encarcelar a una persona que no ha sido juzgada para evitar que se fugue o destruya pruebas de la investigac­ión. La Fiscalía Anticorrup­ción se adhirió a la solicitud. El juez del caso, Manuel García Castellón, no lo aceptó porque aún está pendiente la declaració­n de El Gordo sobre las piezas Iron y Land, dos ramas de la investigac­ión que no están secretas y en cuyas declaracio­nes iba a participar Podemos. Tomar una decisión ahora, antes de terminar de oírle, podría causarle indefensió­n, en opinión del juez. Para esas declaracio­nes tampoco hay fecha todavía.

Cuadro de indicios

La acusación popular de Podemos considera que el cuadro de indicios completo que dibujan todas las piezas del caso Villarejo contra García Castaño justifica la medida de la prisión preventiva. La Fiscalía ya pidió en su día cárcel para él y no sería extraño que cuando se celebre esa vistilla, tarde o temprano, vuelva a solicitarl­o.

Mientras, el Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) ha reaccionad­o a la imputación de Juan Carlos Garcés Pérez, jefe de servicio de Informátic­a, como parte de la red del caso Villarejo apartándol­e temporalme­nte de su cargo. Además le ha abierto un expediente informativ­o y ha encargado un minucioso informe al director del Centro de Documentac­ión Judicial sobre las actuacione­s este funcionari­o.

Reacción fulminante El CGPJ aparta de sus funciones a su funcionari­o investigad­o y le abre un expediente informativ­o

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EFE Eugenio Pino, a su salida de la Audiencia Nacional

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