ABC (Córdoba)

Francia pide el comodín Karabatic

▶ Recién operado, refuerza la moral del rival de una España pendiente de Corrales

- L. M.

Consciente­s de que el torneo es largo, Jordi Ribera y Julen Aginagalde destacaban la importanci­a de levantarse tras el tropiezo ante Croacia y de esa defensa 5:1 que les fue imposible de descifrar. Hoy toca otra final: Francia (18.30 horas, Teledeport­e). Y Francia siempre impone. Por palmarés (seis títulos mundiales; tres europeos; dos oros olímpicos en Pekín y Londres) y por todo lo que le ha quitado a España en la historia. Sin embargo, el balonmano ha encarecido las medallas: Alemania ganó el Europeo 2016; Dinamarca, los Juegos de Río; Francia, el Mundial 2017, España el Europeo 2018. Y en la competició­n que se celebra estos días en Alemania y Dinamarca, los galos han pasado más apuros de los esperados.

En su estreno, sufrió contra Brasil (22-24); empató con la anfitriona Alemania (25-25), y sudó con Rusia para ganar de solo un tanto (23-22). A falta de un bloque que vuelva a implantar miedo entre sus rivales, Didier Dinart ha echado mano de un recurso que se había quedado fuera por lesión: Nikola Karabatic, 34 años, guía y líder de esta selección desde hace más de una década. Aun sin estar en la pista, sus órdenes, sus aplausos, sus ánimos inyectan disciplina y responsabi­lidad en un conjunto que no acaba de rebelarse para hacer olvidar a los que fueron todo con la camiseta azul.

Karabatic, con el trece a la espalda, lleva desde 2002 sumando títulos para Francia. Espera ayudar a conseguir uno más, cuando ni siquiera él esperaba estar presente. En el Mundial de 2017 comenzó a sentir molestias en el pie izquierdo que se incrementa­ron con el paso de la temporada. Jugó con dolor hasta que en octubre pasado decidió pasar por el quirófano para solucionar una deformació­n en el pulgar. El objetivo: alargar su carrera con vistas a los Juegos de Tokio 2020, y quién sabe si para los que se celebrarán en París en 2024.

El diagnóstic­o parecía cerrar cualquier puerta: de cuatro a seis meses de baja. Pero a mitad de diciembre comenzó a correr y a entrenarse con el PSG. Ante la baja de Cédric Sorhaindo, Dinart solicitó su regreso. «No vengo a salvar nada. Espero estar operativo si el equipo me necesita, nada más», dijo el jugador.

Llegó el sábado a Alemania, pero salió a la pista en el último choque ante Rusia, su partido 300 con la selección, casi 1.200 goles, aunque en veintiséis minutos no anotó ninguno. Pero es Karabatic y eso basta. Y ahora llega la fase donde los galos se desatan, al olor de las medallas.

La rodilla de Corrales

Ayer, en el primer entrenamie­nto de España en Colonia, a Rodrigo Corrales se le cayó un panel publicitar­io en la rodilla izquierda. «Recibió un traumatism­o muy fuerte, y le pilló en un giro de la rodilla al tratar de escapar. Eso es lo que preocupa. Si no hay lesiones asociadas podría jugar, pero hay que hacer más pruebas», comentó el médico, Juan José Muñoz.

Conforme pasaban las horas, aumentó el optimismo de que pueda saltar hoy a la pista. En la recámara, y avisado –podría haber cambio hasta las 9.00–, Arpad Sterbik, que ya acudió al Europeo 2018 por otra lesión de Pérez de Vargas para jugar, precisamen­te, contra Francia en semifinale­s.

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ABC Nikola Karabatic, jugador de la selección francesa

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