ABC (Córdoba)

Victoria reparadora del Atlético

▶ Los de Simeone superan la eliminació­n copera con un serio ejercicio ante el colista

- JAVIER ASPRÓN

El Atlético inició la segunda vuelta liguera con un ejercicio de contundenc­ia en casa del colista, al que goleó sin grandes alardes, pero de forma muy efectiva en un terreno inhóspito.

Fue, ciertament­e, un triunfo reparador tras una semana complicada. El Atlético afrontaba el duelo en plena resaca del terrible disgusto copero ante el Girona y con una lista de bajas kilométric­a. Simeone tenía los futbolista­s justos para formar un once. Solo la presencia de Adán y Juanfran, los otros dos hombres sanos de la primera plantilla, evitaba que el banquillo rojiblanco pareciese una guardería. Borja Garcés, Montero, Víctor Mollejo, Toni Moya y Joaquín eran los recambios disponible­s, cinco nombres casi desconocid­os y con escasa o nula experienci­a en Primera. Quizás en El Alcoraz valga, pero la escasez de efectivos puede resultar una losa demasiado pesada en escenarios más imponentes.

Con todo, la garantía para el Atlético es que en ese once de supervivie­ntes estaban Oblak y Griezmann, los dos hombres, a día de hoy, cuya inspiració­n suele decidir el rumbo de un partido. Al esloveno le tocó de nuevo convertirs­e en salvador ante el generoso arranque del Huesca. Los locales se adaptaron mejor a un escenario muy desapacibl­e, con frío intenso y una niebla que apenas permitía ver lo que sucedía sobre el césped. Así llegaron a poner contra las cuerdas al Atlético. Un disparo al palo de Pulido y un corte providenci­al de Giménez cuando Rivera se disponía a fusilar fueron el preludio de la intervenci­ón estelar del guardameta colchonero, que evitó el gol en un mano a mano con el Cucho Hernández. Sin llegar a rematar ninguna de ellas, esas tres jugadas dejaron rastro de lo que es capaz de hacer Enric Gallego, quien debutaba en Primera con 32 años tras firmar un brillante inicio de campaña en Segunda con el Extremadur­a. El delantero, 15 goles en Almendrale­jo, llega para resolver los problemas de gol del Huesca, pero en su estreno se reveló también como un fenomenal asistente, ganando por alto a dos centrales de la talla de Godín y Giménez.

Lucas y el escudo

El Atlético, mientras, aguantó el tirón con tímidas salidas en las que entregó el timón a Lemar. El francés fue protagonis­ta en la primera mitad. Primero, porque falló un gol cantado en un mano a mano ante Santamaría. Recibió solo, tuvo tiempo para colocarse y pensar, pero a la hora de la verdad disparó al muñeco. El error le dejó noqueado y desapareci­ó por completo. Pero volvió en sí en el primer gol del Atlético, que se inició con un pase interior a Koke que llevaba su firma. La sutileza con la que golpeó al balón fue una obra de arte. Luego, la suerte se alió con el Atlético. La asistencia al corazón del área del vallecano toco en Musto, y eso permitió que el balón llegará limpio a Lucas para marcar. Primer gol del defensa en 107 partidos con la camiseta del Atlético. Lucas lo celebró llevándose la mano al escudo para reafirmar su compromiso con el Atlético... al menos hasta junio.

El tanto puso una vez más de manifiesto el valor del Atlético como equipo. Sin lujos ni estridenci­as, pero capaz de escapar de las adversidad­es con continuos actos de oficio y compromiso colectivo, los mismos que le valieron para resolver el choque al inicio de la segunda mitad. La niebla fue despejando y ahí apareció Griezmann, que oteó el horizonte desde la banda izquierda y su radar avistó en el otro extremo la carrera de Arias. El francés, que se quedó sin marcar tras seis partidos consecutiv­os haciéndolo, puso un balón preciso y Arias resolvió con una volea cruzada que entró por el palo derecho de la portería oscense. Un golazo.

Al Huesca, diluido en desventaja y con la moral por los suelos, no le quedó más remedio que tomar la iniciativa con la conformida­d total del Atlético. Buscó el revulsivo con el debut del venezolano Yangel Herrera, cedido en este marcado invernal por el Manchester City de Guardiola, pero al instante llegó el tercero, obra de Koke, al aprovechar el rechazo de un espléndido testarazo de Griezmann al travesaño.

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EFE Lucas Hernández y Koke celebran el primer gol del Atlético en El Alcoraz

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