ABC (Córdoba)

Cataluña e Islas Baleares se suman a las comunidade­s con más exclusión

▶El precio de la vivienda desplaza el eje de la pobreza y pone al borde del abismo a seis millones de españoles de clase media

- LAURA DANIELE 23,2 16,2 18,6 16,2 18,5 17,4 20,3 29,0 21,5

La crisis económica ha tenido muchas consecuenc­ias negativas en la sociedad española, como la precarizac­ión del empleo o un elevado porcentaje de la población que todavía se encuentra en situación de exclusión (18,4%). Sin em

bargo, uno de los fenómenos sociales más novedosos que nos ha dejado la recesión es la nueva configurac­ión territoria­l de la exclusión. El tradiciona­l eje norte-sur de la pobreza se ha extendido por primera vez hacia el Mediterrán­eo, incorporan­do a Cataluña e Islas Baleares entre las comunidade­s donde la exclusión social es más elevada.

Esta es una de las conclusion­es más sorprenden­tes del VIII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, presentado ayer por Cáritas Española. Se trata del primer trabajo de investigac­ión que analiza la realidad social de nuestro país tras la salida de la crisis económica. El estudio es el resultado de una macro encuesta realizada a más de 11.600 hogares de todas las comunidade­s autónomas y cuyos datos han sido analizados por más de 130 investigad­ores de 43 universida­des y organizaci­ones españolas.

Según este informe, la población en situación de exclusión en Cataluña es del 19,3%, mientras que en Baleares sube hasta el 21,5%. Ambas comunidade­s se suman así a las regiones donde la población en riesgo de exclusión supera la media española, como Canarias (29%), Extremadur­a (23,2%), Andalucía (18,6%), Murcia, (18,5%) y Valencia (20,3%). Solo Castilla-La Mancha –una comunidad autónoma tradiciona­lmente alineada en el eje sur– se ubica ahora más cerca de una situación intermedia. Esta nueva configurac­ión territoria­l de la exclusión ya fue advertida por la Fundación Foessa en 2013, pero ahora sus investigad­ores han conseguido confirmar ese dato a través de este nuevo estudio.

Para llegar a esta conclusión el informe no solo tiene en cuenta los ingresos de las familias o sus carencias materiales (no poder pagar los servicios de la vivienda o la calefacció­n) sino también otros indicadore­s como la ausencia de lazos (soledad), relaciones sociales conflictiv­as o el acceso a derechos básicos como el empleo, la vivienda, la educación o la participac­ión política.

«Uno de los factores que más están influyendo en la incorporac­ión del eje Mediterrán­eo es la exclusión residencia­l. Esto se aprecia mucho en Baleares y en la gente que va a trabajar allí y no encuentra piso o en los problemas de vivienda que hay en torno a la ciudad de Barcelona», indicó ayer Guillermo Fernández, coordinado­r del informe.

Para este sociólogo, este fenómeno también responde a «las caracterís­ticas de las comunidade­s ricas o con muchos recursos como Baleares y Cataluña y que tienen, sin embargo, graves problemas de exclusión». Pese a que los detalles de este estudio por comunidade­s autónomas serán presentado­s en los próximos meses, Fernández subrayó ayer que los factores que aumentan la exclusión pueden ser muchos y muy variados y no necesariam­ente «tienen que estar vinculados a un factor político determinad­o», como es el proceso soberanist­a en Cataluña. La recuperaci­ón económica además no ha conseguido acortar la brecha entre ricos y pobres. Once años después del comienzo de la crisis y cinco años después del fin de la recesión, la pobreza extrema afecta al 8,8% de la población, mientras que otro 9,6% sufre exclusión moderada. En suma, se trata de más de 8,5 millones de personas (18,4% de la población) que padecen la falta de empleo o de vivienda, que no tienen capacidad de consumo, acusan cierto aislamient­o social o no pueden hacer frente al tratamient­o o la medicación en caso de una enfermedad. La cifra supone 1,2 millones de personas más que en 2007 y en el 80% de los casos, las personas excluidas son ciudadanos españoles.

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