Evolución de la integración social de la población en España
Esta «sociedad de las oportunidades» –que representa dos tercios de la población– no practica la empatía y se muestra menos dispuesta a ayudar a los demás que hace diez años (51,3%). Además, un 34,9% comparte la opinión de que las ayudas y los servicios sociales vuelven perezosas a las personas que los reciben. Para los sociólogos que han participado en el informe se trata de una «cierta fatiga de la compasión o de la solidaridad». «Vivimos en una sociedad desvinculada, en la que cada vez es más difícil hacernos cargo de los que quedan atrás y, por ello, necesitamos revincularnos», subrayó Fernández.
Según advierte el estudio, los dos espacios sociales que persisten tras la crisis: el de la inclusión y el de la exclusión, «aún conservan lazos que les unen pero cada vez son más débiles». Este debilitamiento es el resultado de «un escenario prolongado de escasez», en el que «el potencial de conflicto entre los grupos sociales por el acceso a los recursos públicos se dispara». La razón, según los expertos, se explica en que «las distinciones de trazo grueso que tuvieron éxito al inicio de la crisis se van emborronando hasta dejar un escenario de brechas muy complicado: jóvenes frente a mayores, personas autóctonas frente a inmigrantes, clases medias trabajadoras frente a clases medias profesionales». por encima del desempleo, según denuncia el informe de la fundación de Cáritas. En los últimos dos años, el alquiler ha subido un 30% y ya se encuentra entre los niveles más elevados de Europa. Más del 40% de los que sufren exclusión viven en alquiler. Además hay dos millones de personas que viven con la incertidumbre de quedarse sin vivienda. El informe achaca este problema «a una combinación perversa de precios altos en el alquiler y la compra de inmuebles y unos ingresos bajos por el empleo precario». De hecho uno de cada 10 hogares vive bajo el umbral de la pobreza severa, una vez descontados los gastos o deudas relacionadas con el pago de la vivienda y sus suministros.
El 5% de los españoles sufre, además, inseguridad en la vivienda. Esto quiere decir que no tienen el título de propiedad o sufren alguna amenaza de expulsión. Otro 10% de la población reside en una vivienda inadecuada (deficiencias constructivas, falta de suministros, hacinamiento, barreras arquitectónicas). Cataluña y Madrid son las comunidades con el mayor porcentaje de población en una residencia inadecuada, mientras que Galicia, Datos en %
Exclusión severa Exclusión moderada Baleares y Valencia se encuentran en el top ten de regiones con ciudadanos residiendo en una vivienda insegura.
Los jóvenes son los más afectados por esta carencia. Los hogares cuyo sustentador principal es menor de 35 años son los que padecen con mayor frecuencia costes residenciales excesivos, amenazas de expulsión y problemas económicos que les obligan a convivir con personas sin parentesco, a alquilar habitaciones o a cambiar de domicilio. El empleo precario también es uno de las principales generadores de exclusión social. Según el informe de Cáritas, el nuevo empleo creado es más desigual que el destruido y ya el 11,3% de los trabajadores son pobres. Además el 15,1% de los hogares sufre inestabilidad laboral grave –es decir que el sostén de la familia ha pasado por seis o más contratos o por tres o más empresas o ha estado tres o más meses en el paro durante el último año.
La exclusión social se ceba además en los jóvenes y en la familias con niños. El estudio revela que el 21% de los hogares españoles en los que hay menores se encuentran en exclusión. El dato empeora en las familias numerosas (33%) y en las monoparentales (28%).
TRAS LA CRISIS «No hemos vuelto a la posición de salida porque hoy las condiciones de vida son peores que hace diez años»
Integración precaria