EL REY QUE ABRIÓ ESPAÑA AL MUNDO
«En aquellos años de la Transición, Don Juan Carlos contribuyó decisivamente a marcar el camino de la presencia de España en el mundo. Europa, la OTAN, los Tratados Internacionales, la Santa Sede, Iberoamérica, el Magreb... Gracias Señor por sembrar siempre en todas partes autoridad, dignidad y afecto, y por contribuir de forma decisiva al papel de nuestro país en el exterior» un riesgo expansivo territorial o ideológico.
Otra cuestión relevante para Don Juan Carlos era la posible integración de España en la OTAN, asunto éste, sin embargo, que no era compartido por el presidente del Gobierno. Actuó siempre con gran prudencia y jamás quiso interferir en las decisiones del Gobierno. Pero es justo recordar su contribución a la firma de Declaración Universal de Derechos Humanos, el restablecimiento relaciones diplomáticas con todo el mundo y el impulso a la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa.
En relación con Iberoamérica, los Reyes visitaron prácticamente todos los países del continente. Hubo uno especialmente conflictivo, Argentina. Antes del viaje hubo un debate en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso sobre la oportunidad del mismo, con una votación, en la que los partidarios de que se llevase a cabo la visita fue mínima; el viaje fue un gran éxito. El Rey marcó desde el primer momento cuál era la posición de España, sin concesión alguna. En su discurso oficial puso de manifiesto que «el orden político y la paz social no pueden tener otro fundamento que la dignidad de la persona, los derechos individuales que le son inherentes y el respeto a la ley, ya que el orden solo puede ser defendido con el respeto a los derechos humanos».
En este rápido recorrido por Iberoamérica no puedo dejar de mencionar la importancia del restablecimiento de relaciones con México, interrumpidas desde el final de la República. Fue emocionante su encuentro con la viuda de Manuel Azaña a su llegada a Ciudad de México, solicitado por el propio Rey.
En pocos años los Reyes visitaron una gran mayoría de países europeos, hispanoamericano y africanos. El Rey intervino brillantemente también en la Asamblea General de Naciones Unidas. Y he dejado para el final dos viajes que por diferentes razones tuvieron una especial significación. Uno de ellos fue el viaje a Portugal, país hermano y al que tan cercano se sintió siempre nuestro Rey. El otro fue el viaje a China, con las interesantes conversaciones que mantuvo con Deng Xiaoping, con quien pudo intercambiar impresiones sobre las relaciones de China y Europa y la participación de España en actividades económicas en aquel país.
Gracias Señor por sembrar siempre en todas partes autoridad, dignidad y afecto, y contribuir de forma decisiva al papel de España en el mundo.
REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS