Ahora sí, empieza un tiempo nuevo
Cuando Susana Díaz sustituyó a Griñán al frente de la Junta de Andalucía acuñó un lema, casi un aforismo, del que hizo bandera: comienza un tiempo nuevo. La leyenda se reveló como una engañifa cuyo único propósito era permitir a Díaz desmarcarse de la corrupción de los ERE, pero la idea del cambio arraigó en la política regional. El PP apeló a este espíritu en la campaña de las pasadas elecciones autonómicas con el eslógan «Garantía de cambio», y contra todo pronóstico las urnas depararon una mayoría parlamentaria con capacidad de ejecutar ese cambio. Hubo acuerdo a dos bandas, entre PP y CS y entre PP y Vox, para que Moreno fuese el primer presidente no socialista de la Junta, pero faltaba lo más importante, el consenso para poner en marcha políticas diferentes. La llave para ello eran los presupuestos, que se convirtieron en la auténtica prueba de fuego para que el cambio llegase a la gestión: poca innovación se podía hacer con los números heredados —y esquilmados— de Susana Díaz. Del acuerdo presupuestario dependía por tanto toda la credibilidad del Gobierno del cambio. El acuerdo alcanzado el martes por PP, Cs y Vox es la certificación de que, ahora sí, empieza un tiempo nuevo. Un tiempo en el que se deben reactivar los sectores productivos, crear empleo, reanudar la obra pública, disminuir el gasto corriente y, en definitiva, empezar a convertir a Andalucía en una comunidad dinámica y pujante. El nuevo Gobierno tiene ya manos libres para desarrollar sus prioridades y administrar los fondos con un criterio diferente al de las últimas tres décadas. Por otra parte, la prolongación ayer del acuerdo a la gobernabilidad de municipios y diputaciones es fundamental porque corrobora que el pacto de estos tres partidos es sólido y tiene una base firme en las instituciones. Se puede decir que el proceso de ensamblaje ha terminado y el cambio empieza ahora a funcionar de verdad.