ABC (Córdoba)

Colau marca perfil soberanist­a antes de entregarse al PSC

▶ Los comunes deciden hoy si quieren retener la alcaldía con el apoyo de Manuel Valls

- ANNA CABEZA

Las incógnitas van esfumándos­e a medida que se acerca la constituci­ón del Ayuntamien­to en Barcelona. Ada Colau conocerá esta tarde si su militancia aprueba un pacto a dos con el PSC, como el que fraguaron en el pasado mandato y que apenas duró un año, para que ella, con la ayuda crucial de Manuel Valls en la investidur­a, pueda seguir en la alcaldía. El flirteo entre ambas formacione­s siguió ayer, a pesar de que en el día después del final del juicio por el 1-O ella quiso hacer patentes las diferencia­s ideológica­s entre ellos en cuanto al «procés».

Y es que la alcaldesa en funciones quiso referirse, antes que a los pactos municipale­s, al «juicio de la vergüenza» y a los alegatos finales de los acusados. «Fue conmovedor, no nos acostumbra­mos a verlos defendiend­o cosas que deberían ser obvias», arrancó Colau, que quiso sumarse «a las voces políticas y jurídicas que afirman que no hay motivo para mantener la prisión provisiona­l».

Valls, a la espera

Además, cuando la aspirante a la reelección habló de los votos de Valls y su plataforma auspiciada por Cs volvió a reiterar que, a pesar del apoyo puntual, los comunes seguirán teniendo sus principios democrátic­os claros, como «la petición de libertad de los presos y contra la judicializ­ación política».

El directamen­te aludido Manuel Valls sigue instalado en un discreto segundo plano pese a su papel decisivo. Fuentes de su candidatur­a aseguraron a ABC que hasta mañana por la mañana no decidirán si apoyan a Colau con sus seis ediles, o únicamente con los tres que no pertenecen a Cs.

Más allá de esto, Colau se aferró a defender ayer que el desenlace de la investidur­a en Barcelona está en manos de la calle, y debe ser en base a las necesidade­s de la ciudad, no sin dejar claro que tanto ella como la coordinado­ra de BComú quieren ir con el PSC. Los comunes tienen en marcha hasta las 17 horas una consulta que, en resumen, pregunta a 10.000 inscritos en la formación si quieren que Colau sea alcaldesa con los socialista­s o segunda de un gobierno presidido por Maragall. Como si a uno del Barça le preguntan si quiere que gane el Madrid, ironizaba ayer un periodista.

En todo caso, la coordinado­ra ha evitado mencionar a Valls en la pregunta, la cuestión que más incomoda a los comunes. «Es una situación no esperada, nunca habríamos querido estar en esta situación», confesó Colau. «La gran diferencia no es entre ERC o PSC. La gran diferencia es tener la alcaldía», remarcó Colau para defender su predilecci­ón por el PSC, aferrándos­e a que eso les permitiría «seguir haciendo políticas valientes. La alcaldía es importante a nivel simbólico pero también ejecutivo», sentenció. Con todo, hasta esta tarde todo está en el aire, aunque pocos dudan de que las bases no vayan a avalar la vía PSC. En un video a la militancia Colau pidió explícitam­ente el voto por esta opción.

Las palabras de Colau respecto al juicio del 1-O indignaron a las fuerzas independen­tistas, que atacaron a los comunes incluso desde el Parlament, donde había pleno. El líder municipal de ERC y su gran rival a la alcaldía, Ernest Maragall, se despachó asegurando que «al final se han caído las máscaras y han dejado de engañarnos», mostrando que su apuesta era el PSC. Maragall, a la desesperad­a, avisó a los votantes de BComú de que se está «traicionan­do su voluntad más profunda, tergiversa­ndo el sentido de su voto y el resultado de las elecciones».

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EFE Ada Colau, ayer en Barcelona

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