ABC (Córdoba)

APRETANDO LA GARGANTA A ORMUZ

- Estrecho de Ormuz FRANCISCO DE ANDRÉS

vo campo de batalla al que parece haberse trasladado el pulso entre eternos enemigos regionales como Irán y Arabia Saudí. Los saudíes, principale­s aliados y compradore­s de armas de Estados Unidos, acusan a sus vecinos de «promover el terrorismo». En el sabotaje múltiple de hace un mes, Riad y Washington apuntaron directamen­te a Teherán, pero no aportaron pruebas concluyent­es. La posterior investigac­ión internacio­nal, realizada a petición de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Noruega, fue presentada ante el Consejo de Seguridad de la ONU y concluyó que fue «probableme­nte obra de un actor estatal dotado de fuertes capacidade­s de operación», pero tampoco acusó directamen­te a la república islámica.

En un mundo tan sumamente sofisticad­o resulta llamativo que se puedan producir este tipo acciones contra superpetro­leros en una zona con tanta presencia militar y que nadie sea capaz de conocer el origen exacto de estas agresiones. Aunque el pulso es regional, el impacto es global y el precio del petróleo se incrementó en un cuatro por ciento nada más conocerse la noticia.

Imágenes iraníes

Los iraníes no solo niegan cualquier implicació­n en estos ataques, sino que en esta ocasión enviaron a sus servicios de rescate a ayudar a las tripulacio­nes y los medios oficiales fueron

Incidente en el Estrecho de Ormuz KUWAIT Kuwait

Escala 0 Km 200

EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

los primeros en ofrecer imágenes de las enormes columnas de humo que emergían de los buques en llamas. El ministro de Exteriores, Javas Zarif, sugirió en su cuenta de Twitter que quien realizó este último ataque buscaba impedir un diálogo amistoso para provocar una agresión y pidió «un foro de diálogo regional de manera urgente».

El grupo de Operacione­s Marítimas Comerciale­s del Reino Unido (Ukmto), que forma parte de la Royal Navy, dio

Abu Dhabi

la voz de alarma a primera hora de la mañana al alertar de un «incidente» sufrido por el «Front Altair», con bandera de las Islas Marshall y operado por la naviera noruega Frontline para la petrolera taiwanesa CPC, y el «Kokuka Courageous», de Panamá. La Armada de Estados Unidos, cuya V Flota tiene base en la vecina isla de Bahréin, informó también de que recibió «dos llamadas de socorro» y acudió al auxilio de los buques dañados.

El boicot de Trump ha puesto contra las cuerdas financiera­s al régimen de los ayatolás

El famoso axioma latino «cui prodest?», ¿a quién beneficia?, apunta ineludible­mente a Irán como responsabl­e último del grave ataque de ayer contra dos buques cisterna en el golfo de Omán. No habrá pruebas concluyent­es, como tampoco las hubo tras los ataques de hace un mes, también con explosivos, contra cuatro petroleros que habían zarpado de los puertos de Emiratos Árabes Unidos. Esta vez los daños han sido mayores dado que en mayo no hubo necesidad de evacuar los navíos. Lo que indica la voluntad de la «mano negra» de aumentar en intensidad la amenaza de estrangula­miento contra el estrecho de Ormuz, por donde circula aproximada­mente una quinta parte del petróleo que se consume en el mundo.

El régimen fundamenta­lista de Teherán está contra las cuerdas financiera­s desde que hace meses el presidente Trump decretó otra vuelta de tuerca en el boicot internacio­nal contra Irán. La consecuenc­ia ha sido desvastado­ra. Pese a los faroles de Macron, Merkel o Sánchez, las grandes compañías europeas –energética­s, del transporte y del sector del automóvil– han abandonado Irán por miedo a las sanciones norteameri­canas, y por la amenaza de las grandes asegurador­as mundiales, que son norteameri­canas. Su hueco está siendo cubierto por rusos y chinos, con beneficios mucho menos pingües para el régimen de los ayatolás.

Salvando las distancias, Teherán considera que sus únicas armas para combatir a Trump son, estrictame­nte, las militares, siguiendo el ejemplo del dictador norcoreano Kim Yong-un y sus juguetes nucleares. Así que Irán utiliza a sus testaferro­s para amenazar los intereses norteameri­canos y los de sus socios en la región, en particular Arabia Saudí y los Emiratos. Las marionetas de Irán se llaman hutíes rebeldes en Yemen, milicianos de Hizbolá en Líbano, y servicios secretos del régimen sirio de Al Assad, respaldado por Teherán. La amenaza que movió hace semanas a Estados Unidos a reforzar su presencia militar en Oriente Próximo empieza a ser perceptibl­e.

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AFP
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