PEPITO GRILLO
En sus escasos años de existencia, la Airef se ha hecho muy presente en la vida económica del país, en la que juega un papel similar al del Pepito Grillo en la película de «Pinocho». Se podrá estar, o no, de acuerdo con sus opiniones pero siempre toca temas de interés y siempre emite juicios sensatos basados sobre datos muy elaborados. Esta semana le ha tocado opinar sobre el servicio de Correos y ha propuesto ideas tan racionales como dejar de repartir las cartas todos los días y hacerlo cada dos, con la idea de racionalizar un coste de funcionamiento que en la actualidad está disparado.
Como era de esperar, los sindicatos y los autoerigidos en representantes de los ámbitos rurales, han puesto inmediatamente el grito en el cielo. Al parecer, retrasar un día las entregas provocará la despoblación de la España ya despoblada.
También se fijó de otro asunto capital. En España, en el empleo, tenemos un doble problema. Por un lado, las cifras del paro se resisten a descender del vergonzante nivel de los tres millones de personas y, por otro, las empresas ofrecen puestos de trabajo que no consiguen cubrir por falta de demandantes con la formación requerida. Una anomalía inaceptable.
Bueno, pues ahora resulta que las políticas de empleo –que son las que deberían formar a los parados y a los trabajadores en activo en aquellas materias que demandan las empresas–, son un espacio oscuro, que absorbe miles de millones de euros y en donde el control es manifiestamente mejorable. Ya no se trata solo de episodios presuntamente delictivos, como el inconcluso asunto de los ERE de Andalucía, sino del desarrollo habitual de las actividades de formación.
Más que un escándalo es una necedad. Tirar tanto dinero por el sumidero público con algo que requiere el máxima cuidado es incomprensible e intolerable. No sé si las diversas esferas de la Administración –porque este asunto es una maraña de competencias–, tomarán buena nota del reproche, actuarán en consecuencia y arreglarán el problema. Pero este tema debería ser una prioridad en las preocupaciones del Ministerio de Trabajo en el nuevo Gobierno, se forme cuando se forme. No están los tiempos para perder un empleo, ni para dilapidar un euro.