ABC (Córdoba)

El belga colapsa el Bernabéu sin jugar

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Hazard posa junto a sus padres, sus hermanos y Florentino Pérez tras firmar con el Real Madrid Las colas de aficionado­s para entrar al Santiago Bernabéu rodearon todo el estadio

Alucinaban. No se lo creían. Las decenas de extranjero­s despistado­s que acudían al Bernabéu a las tres de la tarde a comprar productos del Real Madrid en la tienda oficial se quedaron boquiabier­tos: «¿Pero hay partido hoy?». Cuando supieron que las colas que daban dos veces la vuelta al estadio se formaban para ver a Hazard en carne mortal, el boliviano Toribio Martínez y el peruano Wilfrid Pérez respondier­on al unísono: «En mi país no hay tanta gente en un partido y aquí esto está colapsado y ni siquiera juegan». La interminab­le fila para entrar al coliseo y recibir a la estrella belga duró cuatro horas. El Real Madrid retrasó el acto de presentaci­ón del futbolista media hora, para que miles y miles de seguidores pudieran vivirlo en la grada.

Al final, más de cincuenta mil espectador­es invadieron las tribunas del coliseo madridista. «Si hubiera sido este viernes por la noche, habrían venido ochenta mil», pronostica­ba un directivo del club. Han pasado diez años desde que Cristiano fuera recibido por setenta mil personas en el Bernabéu. Eden Hazard toma ese testigo. Viene a ser la nueva figura del equipo. Desde hace tres años quería jugar al lado de su ídolo, Zidane. En el «backstage» del estadio se nos mostró una foto de 1998, cuando Zidane ganó el Mundial, con el niño Hazard y su familia al lado del francés. Ahora será su entrenador.

Aficionado­s madridista­s de Bélgica

acudieron al Bernabéu con viajes de un día para estar en una jornada inolvidabl­e para su país, que transmitió por la televisión pública la presentaci­ón de su estrella. La familia del jugador estaba impresiona­da ante la presencia de seguidores. «Jugando en el Real Madrid puede ser Balón de Oro», señalaba un grupo de seguidores belgas que volaron a la capital de España para vivir un hecho inolvidabl­e: «Para Bélgica esto es increíble, un estadio lleno para ver una presentaci­ón», señalaba Thierry Valencienn­es. «Todo lo hace jugar en el mejor equipo del mundo, que tiene trece Champions», le contestó un representa­nte de la embajada belga.

Lluvia de balones

Hazard pudo contener la emoción al ser presentado por Florentino Pérez en el palco. Después bajó al vestuario, se vistió de blanco y suscitó la pasión de la grada. Lanzó balones al público por los cuatro costados del campo. Jugadores de los equipos infantiles y cadetes del Real Madrid le ayudaron en esa misión, pues se regalaron más de cien. «¡Mete un gol!», le cantó un grupo de simpatizan­tes. Y el jugador marcó su primer gol en el fondo sur. Otro sector de la afición pidió a Florentino Pérez el más difícil todavía, poner un broche de oro al sueño: «¡Ahora queremos a Mbappé!». La operación significar­ía 300 millones.

Hazard saltó al césped sin número. El dorsal dependerá de las bajas. Si Mariano se marcha, portará el «siete». Y en el futuro, cuando Modric deje el equipo, llevará el «diez».

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FOTOS: ÁNGEL DE ANTONIO
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