El belga colapsa el Bernabéu sin jugar
Hazard posa junto a sus padres, sus hermanos y Florentino Pérez tras firmar con el Real Madrid Las colas de aficionados para entrar al Santiago Bernabéu rodearon todo el estadio
Alucinaban. No se lo creían. Las decenas de extranjeros despistados que acudían al Bernabéu a las tres de la tarde a comprar productos del Real Madrid en la tienda oficial se quedaron boquiabiertos: «¿Pero hay partido hoy?». Cuando supieron que las colas que daban dos veces la vuelta al estadio se formaban para ver a Hazard en carne mortal, el boliviano Toribio Martínez y el peruano Wilfrid Pérez respondieron al unísono: «En mi país no hay tanta gente en un partido y aquí esto está colapsado y ni siquiera juegan». La interminable fila para entrar al coliseo y recibir a la estrella belga duró cuatro horas. El Real Madrid retrasó el acto de presentación del futbolista media hora, para que miles y miles de seguidores pudieran vivirlo en la grada.
Al final, más de cincuenta mil espectadores invadieron las tribunas del coliseo madridista. «Si hubiera sido este viernes por la noche, habrían venido ochenta mil», pronosticaba un directivo del club. Han pasado diez años desde que Cristiano fuera recibido por setenta mil personas en el Bernabéu. Eden Hazard toma ese testigo. Viene a ser la nueva figura del equipo. Desde hace tres años quería jugar al lado de su ídolo, Zidane. En el «backstage» del estadio se nos mostró una foto de 1998, cuando Zidane ganó el Mundial, con el niño Hazard y su familia al lado del francés. Ahora será su entrenador.
Aficionados madridistas de Bélgica
acudieron al Bernabéu con viajes de un día para estar en una jornada inolvidable para su país, que transmitió por la televisión pública la presentación de su estrella. La familia del jugador estaba impresionada ante la presencia de seguidores. «Jugando en el Real Madrid puede ser Balón de Oro», señalaba un grupo de seguidores belgas que volaron a la capital de España para vivir un hecho inolvidable: «Para Bélgica esto es increíble, un estadio lleno para ver una presentación», señalaba Thierry Valenciennes. «Todo lo hace jugar en el mejor equipo del mundo, que tiene trece Champions», le contestó un representante de la embajada belga.
Lluvia de balones
Hazard pudo contener la emoción al ser presentado por Florentino Pérez en el palco. Después bajó al vestuario, se vistió de blanco y suscitó la pasión de la grada. Lanzó balones al público por los cuatro costados del campo. Jugadores de los equipos infantiles y cadetes del Real Madrid le ayudaron en esa misión, pues se regalaron más de cien. «¡Mete un gol!», le cantó un grupo de simpatizantes. Y el jugador marcó su primer gol en el fondo sur. Otro sector de la afición pidió a Florentino Pérez el más difícil todavía, poner un broche de oro al sueño: «¡Ahora queremos a Mbappé!». La operación significaría 300 millones.
Hazard saltó al césped sin número. El dorsal dependerá de las bajas. Si Mariano se marcha, portará el «siete». Y en el futuro, cuando Modric deje el equipo, llevará el «diez».