PRESUPUESTOS DE IMPACTO
Todo nuevo gobierno sabe que tiene media legislatura para hacer lo más importante que tenga que hacer
LOS presupuestos de la Junta de Andalucía para lo que queda de año, recién aprobados en el Parlamento, se me antojan como una carga de profundidad económico-administrativa para destaponar todos los organismos, todos los atrasos, todas las promesas, todas las multas, todos los expedientes… La administración andaluza estaba taponada por los incumplimientos y desidias de los anteriores habitantes políticos del Palacio de San Telmo. Y es necesario que empiece a rodar con las piezas engrasadas.
Desde la administración han calificado a estos presupuestos como los más sociales de la historia. Pues será así, no lo sé. Y sí me importa, porque entiendo que eso significa que se ha dado prioridad a la sanidad y a la educación. Y que había dinero para esto, a pesar de algunas rebajas fiscales. Se ha criticado que se haya recortado la cantidad destinada a las políticas activas de empleo. Falso. Se ha destinado un poco más de lo ejecutado el año anterior. Y, a ver si sirve para algo, porque hasta ahora este modelo no ha servido para mucho. Pero siendo esto relevante, lo que realmente será importante, son los presupuestos del año 2020.
Todo nuevo gobierno sabe que tiene media legislatura, aproximadamente, para hacer lo más importante que tenga que hacer. Y más aún si se trata de tomar medidas que pudieran ser impopulares, aunque necesarias para el buen funcionamiento de un área específica. Los presupuestos del año próximo deberían reflejar las apuestas claras del nuevo gobierno, dónde considera que tiene que hacer más esfuerzo, más orden, más limpieza, más inversión, más proyección de futuro.
Junto a unas medidas a corto plazo que siempre son necesarias, entiendo que el presupuesto para el 2020, marcará los siguientes, sobre todo si queremos tener políticas a largo plazo que puedan resolver problemas irresueltos que se vienen arrastrando desde hace una pila de años. Me refiero a la reforma de la administración, junto a la digitalización y simplificación de todos los procesos. Me refiero a una política industrial con objetivos claros a 20 años; a una política de agua igualmente estratégica. Una política educativa con objetivos claros a 20 años, apostando por la calidad, la innovación y la profesionalidad. Fuera la política y la apatía de las aulas.
Sigo. Una mejora de la fiscalidad generalizada y particularmente en el ámbito empresarial. Este gobierno sabe que la empresa es esencial para la estabilidad y progreso de una sociedad y para llenar las arcas vía impuestos. Pero también sabe que cuantas menos trabas se le ponga a la actividad empresarial, más empleo se crea y más se recauda y, por tanto, también se puede gastar más. El suma y sigue de cosas por hacer es impresionante. El gobierno tendrá que priorizar y encontrar dónde se producen más efectos multiplicadores. Y, además, luego la Junta justificará la ejecución presupuestaria. Cosa que hará por primera vez en la historia.