Ambrosio se despide del cargo «legando una ciudad mejor»
▶ La alcaldesa saliente advierte de que la oposición socialista será «beligerante» Los grupos políticos
Una ciudad mejor. Con menos deuda, mejores datos de desempleo y empresas públicas saneadas. Un Ayuntamiento pujante y varios proyectos encauzados. Así es la Córdoba que lega el PSOE al nuevo alcalde, José María Bellido, según la regidora saliente, Isabel Ambrosio. En su discurso en el Pleno de investidura, tras ceder el bastón de mando a su sucesor, hizo un balance complaciente de los últimos cuatro años en los que ha gobernado de la mano de IU. Sin asomo de autocrítica, la ahora exalcaldesa sacó pecho de su gestión. Y amenazó con una oposición leal pero vigilante para el mandato que ahora comienza.
A la hora de referirse al estado en el que llegó al Ayuntamiento de Córdoba como alcaldesa de la ciudad, Ambrosio dibujó un escencario postapocalíptico. Según la edil, Córdoba en general y Capitulares en particular era poco menos que un erial en 2015, un páramo en el que nada crecía. Las cuentas municipales habían sido intervenidas por Hacienda y las empresas públicas se encontraban al borde del cierre. En solo cuatro años, el panorama es muy distinto: ahora, Córdoba es una ciudad «más justa, más solidaria, más igualitaria, una Córdoba en mejores
Servicios públicos
La socialista no consentirá «desandar ni un paso» en el mantenimiento de las empresas municipales
condiciones». Para ilustrarlo se agarró a los datos del paro, que han mejorado, y al mayor número de empresas y autónomos con los que cuenta la ciudad. A una deuda municipal reducida y un racimo de empresas municipales saneadas y viables. Tan viables que el PSOE no permitirá que corran peligro. Ambrosio advirtó que su grupo se mantendrá alerta para no «desandar ni un solo paso» en lo que respecta a los servicios públicos.
Pese a esta severa advertencia el discurso de Ambrosio no fue especialmente beligerante. Prometió a los nuevos grupos del gobierno una oposición dialogante que no dará «el no por el no», siempre que permanezca dentro de los principios básicos de la defensa de la igualdad en todas sus formas. Así, advirtió de que será «inflexible» contra los intentos de «vuelta al pasado», y tuvo un guiño para Vox al afirmar que esas políticas son precisamente las que «la ultraderecha intentará imponer a su gobierno».
La suya fue una arenga más propia de una despedida que de un inicio de mandato. Defendió los logros de su Alcaldía, como el Cercanías entre Villarrubia y Alcolea, una iniciativa que arrancó con el «metrotrén» del PP y que debe tener su continuidad ampliándose a la provincia. También presumió de haber resuelto el acuerdo para la cesión de Caballerizas, un asunto enquistado desde hace años que aún no ha terminado de ver la luz al final del túnel. Y de haber tenido la sensibilidad necesaria para cargarse sobre los hombros la mejora de los centros educativos de la capital, con la puesta en marcha de un paquete de actuaciones que mejorarán la climatización de 19 colegios aunque las obras aún no han empezado. El inicio de la explotación del aeropuerto o el rescate de Rabanales 21 fueron otros de los hitos que enarboló, sumados al logro del último título de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, obtenido el año pasado por Medina Azahara. Sin duda un motivo de celebración pero que tiene poco encaje entre las competencias del Ayuntamiento.