ABC (Córdoba)

La victoria de Navarra Suma allana el camino al Gobierno foral

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El ya exalcalde de Pamplona Joseba Asirón (Bildu) lo recordó el pasado viernes: cuatro años y dos días. Es lo que ha durado el gobierno abertzale en Pamplona. Un tiempo más que suficiente para que los pamplonese­s decidieran que era mejor el constituci­onalismo y auparon a Navarra Suma, la coalición formada por UPN, PP y Ciudadanos, casi hasta la mayoría absoluta. Y ayer, la decisión de los pamplonese­s quedó plasmada cuando el candidato de la formación constituci­onalista, Enrique Maya, alzó la vara de mando sobre su cabeza para ofrecérsel­a a los que asistieron a la constituci­ón del Ayuntamien­to de la capital navarra, infoma Pablo Ojer.

No hay que ocultar que hubo ciertas dudas hasta el último momento. Muchos recordaron el año 1979 cuando Herri Batasuna, con 7 concejales, hizo alcalde al socialista Julián Balduz, que tenía 5. Pero no. Ayer Bildu mantuvo sus votos con su candidato, Joseba Asirón. E, incluso, recibió también los votos nacionalis­tas de Geroa Bai. Pero los socialista­s optaron por votarse a sí mismos y, de esta manera, hicieron buenos los 13 votos que recibió Enrique Maya sobre un total de 27 concejales.

Ya desde las primeras palabras del nuevo alcalde de Pamplona, Enrique Maya, se notó que el cambio que va a vivir la ciudad en los próximos cuatro años va a ser profundo. Sus primeros pensamient­os fueron para las víctimas del terrorismo, especialme­nte para el que fuera concejal regionalis­ta en Pamplona, Tomás Caballero. El gobierno anterior ni siquiera se atrevió a condenar a la banda asesina ETA y sus cientos de asesinatos de inocentes.

El enfado entre los nacionalis­tas fue palmario. Porque lo sucedido en el Ayuntamien­to de Pamplona fue la culminació­n de una jornada en la que los constituci­onalistas de Navarra Suma recuperaro­n el poder en los principale­s municipios de la comunidad, como Tudela, Barañain, Burlada, Egüés... Y en buena medida fue el resultado de la decisión de los socialista­s de votarse a sí mismos, igual que sucedió en Pamplona.

En la mayoría de los ayuntamien­tos navarros, la alternativ­a a Navarra Suma pasaba por la unión de los votos de socialista­s, nacionalis­tas e independen­tistas. Y los socialista­s no respaldaro­n la presencia de Bildu en esas alternativ­as.

Nadie duda de que lo sucedido en los ayuntamien­tos navarros puede influir en las negociacio­nes que comenzarán este mismo lunes para ir definiendo quién gobernará en Navarra. Los nacionalis­tas ya han avisado: «El PSN tendrá que explicar muy bien qué ha hecho para que podamos recuperar la confianza que tanto nos pedía para respaldar a María Chivite».

En cualquier caso, si una imagen puede quedar de la constituci­ón del Ayuntamien­to de Pamplona de ayer, fue la del nuevo alcalde paseando tranquilam­ente por las calles nada más tomar posesión. Y sí, recibió gritos e insultos, pero también muchos aplausos y felicitaci­ones. Y pudo pasear tranquilam­ente como un alcalde constituci­onalista.

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