«Vigilo mi rebaño con localizador GPS por el móvil»
Felipe Molina Pastor He aquí un pastor 2.0. Sexta generación de una estirpe de ganaderos que se resiste a abandonar la práctica trashumante
Felipe Molina extrae el iPhone del bolsillo y pulsa con el índice el GPS. En la pantalla aparece un mapa vía satélite con media docena de iconos de color verde. Son sus ovejas. Unas pastan en una finca del Castillo de la Albaida. Las otras se encuentran a un centenar de metros de donde estamos hablando. Felipe Molina es pastor. La sexta generación de una estirpe ganadera que se resiste a abandonar la práctica trashumante. Hace 40 años, un centenar de pastores aún subsistían en el término municipal de Córdoba. Hoy no quedan más de cinco.
—¿Cuántas horas vive solo?
—Te pasas el día solo. Pero tenemos gente trabajando. Son muchas horas.
—¿Y la soledad le abruma?
—A mí no. Para estar mal acompañado, mejor así. Me pongo a mandar correos electrónicos, a pasar facturas por el móvil, a hacer transferencias. Todo lo llevas en el iPhone. El móvil da mucha vida.
—Es usted un pastor 2.0.
–Bueno. Sí. Hay que mantener las tradiciones de verdad, pero apoyándose en lo que tenemos nuevo. Yo en el rebaño llevo localizador GPS. Y lo tengo conectado al móvil. Aquí sé donde tengo las ovejas. Y si cambia del verde al amarillo es porque está pasando algo raro.
Nos encontramos en las inmediaciones de Rabanales 21. Dos mil de sus ovejas devoran incansables el pasto seco de las parcelas que rodean la institución. Desde hace ocho años, trae aquí a su rebaño gracias a un acuerdo suscrito con la entidad. En una semana, sus animales habrán limpiado el terreno. Cuando acaben, buscarán otra finca para proseguir el ciclo interminable de la vida. Nacer, pastar, morir. Justo ahora, acaba de dar a luz una oveja.