ABC (Córdoba)

JUAN CARLOS I

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mundo como un país moderno cuya Transición suscitaba un elogio unánime. El 18 de julio de 1991 se celebró la primera Cumbre Iberoameri­cana en Guadalajar­a (México).

Deporte al más alto nivel

Don Juan Carlos, que había competido en los JJ.OO. de 1972 y amaba –y sigue amando– el deporte, llevó el aliento de la Corona a los deportista­s españoles y se volcó con Barcelona hasta que logró acoger los Juegos de 1992, en los que desfiló el Príncipe.

Rey de «todos» los españoles

Durante su reinado, la Corona se acercó a todos los sectores de la sociedad. Símbolo de esa cercanía fue la visita que los Reyes hicieron en diciembre de 1994 al poblado de La Celsa, en el Pozo del Tío Raimundo, asolado por la droga y la marginació­n. Don Juan Carlos y Doña Sofía tomaron un «cafelito» de puchero en una chabola con los patriarcas gitanos Isidoro y Aquilino.

Su dolor es nuestro dolor

La cercanía de la Corona al pueblo se visualizab­a cada vez que ocurría una tragedia. En agosto de 1996, los Reyes interrumpi­eron sus vacaciones en Mallorca para llevar el consuelo y la solidarida­d a las víctimas de Biescas, donde una riada dejó 87 muertos y 183 heridos.

El primer soldado

Muy próximo a las Fuerzas Armadas, de las que siempre se ha sentido un miembro más, Don Juan Carlos quiso celebrar su 60 cumpleaños con las tropas españolas destacadas en el extranjero y el 6 de enero de 1998 se desplazó a la primera misión enviada al exterior, Bosnia.

Atentados del 11-M

«Vuestro Rey sufre con todos vosotros», afirmó el 11 de marzo de 2004, tras la mayor matanza terrorista de la historia. Adivinando lo que iba a ocurrir después, pidió «unidad, firmeza y serenidad por encima de las legítimas diferencia­s de opinión».

«¿Por qué no te callas?»

En la Cumbre Iberoameri­cana de Chile, celebrada en noviembre de 2007, el Rey no toleró que en su presencia el difunto presidente de Venezuela, Hugo Chávez, interrumpi­era al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, e insultara al anterior, José María Aznar, al que llamó «fascista». Tras espetar a Chávez un «¿por qué no te callas?», el Rey abandonó la reunión como protesta.

«Justicia igual para todos»

Cuando estalló el caso Nóos, el Rey dejó claro que su yerno, Iñaki Urdangarín, sería juzgado como cualquier otro ciudadano. «La Justicia es igual para todos», afirmó en el Mensaje de Navidad de 2011. Seis años después, su yerno ingresó en prisión para cumplir una condena de cinco años y diez meses. Don Juan Carlos, el día de su proclamaci­ón en 1975 (arriba), la noche del 23-F de 1981 (sobre estas líneas), con Doña Sofía en una chabola del poblado de La Celsa, junto a los patriarcas gitanos Aquilino e Isidoro, en 1994 (a la izquierda), y en la Cumbre Iberoameri­cana de Chile en 2007 (en la imagen central)

«Lo siento mucho...»

Disciplina­do como Rey constituci­onal, Don Juan Carlos ha tenido cierta tendencia a la rebeldía en su vida privada. En abril de 2012, tras fracturars­e la cadera en Botsuana, donde estaba de incógnito en compañía de una ambiciosa mujer, Corinna Larsen, estalló la tormenta perfecta, agitada por la crisis y el caso Nóos. En pleno enfado de la opinión pública, el Rey pidió perdón: «Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir».

La abdicación

Tras un reinado ejemplar, en el que España dejó de ser una excepción y se transformó en una nación democrátic­a próspera y moderna, el Rey abdicó en unos momentos difíciles, marcados por la crisis económica y sus errores personales. Cinco años después, Don Juan Carlos ha anunciado su retirada de la vida pública sin haber recibido el homenaje que le deben los españoles.

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MATIAS NIETO

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