Adiós a Zeffirelli, el creador total
▶Polémico y apasionado, católico, descendiente de Da Vinci y amante de Visconti, murió ayer en su casa de Roma a los 96 años
E lmundo de la cultura italiana llora a Franco Zeffirelli, un director con el gusto por cierta exuberancia y barroquismo, lo que se reflejó en sus románticas producciones de ópera, versiones populares de Shakespeare y en su vida social –se declaraba «homosexual, no gay»– y política como furibundo anticomunista. El director y guionista florentino murió tras una larga enfermedad este sábado en su casa de Roma, en la vía Appia Antica, a los 96 años, asistido por sus dos hijos adoptivos, Pippo y Luciano, un médico y un sacerdote que hace una semana le dio la extremaunción, según reveló la familia.
Franco Zeffirelli, cuyo nombre real era Gianfranco Corsi, fue capaz de pasar con gran facilidad del cine al teatro y a la televisión, en una carrera que se prolongó durante más de 60 años, trabajando con los más grandes artistas del cine, teatro y ópera y recibiendo numerosos reconocimientos y premios, entre ellos cinco David di Donatello –galardones de la Academia del cine italiano– y 14 candidaturas a los Oscar, entre ellas dos por «Romeo y Julieta» en 1968 como mejor director, y por «La Traviata» en 1982 al mejor guion. Precisamente, su último trabajo, un sueño cultivado durante más de diez años, ha sido la dirección de una nueva «Traviata» que abrirá la programación del Festival de la Arena de Verona la próxima semana. Pero el maestro miraba ya al futuro, a su nuevo proyecto: un «Rigoletto», cuyo debut estaba previsto para el 17 de septiembre de 2020 en Omán en la Royal Opera House de Muscat.
Según una investigación que duró más de 40 años, publicada en 2016, sobre el árbol genealógico de Leonardo da Vinci, Franco Zeffirelli era uno de los 35 descendientes vivos en línea directa del padre del genio del Renacimiento, después de 15 generaciones. Estudiante en la Academia de Bellas Artes y en la Facultad de Arquitectura de su ciudad, Florencia, Franco Zeffirelli vivió una adolescencia y juventud con problemas, por falta de familia. Era hijo ilegítimo de un hombre ya casado que nunca quiso reconocerlo y la madre murió cuando solo tenía seis años. Se enamoró muy joven del arte y se involucró en la lucha antifascista con partisanos, como cuenta en su película para él más sentida y emotiva: «Un té con Mussolini», recuerdo de su Florencia en guerra.
Un amor visceral y profundo
En 1946, a los 23 años, se trasladó a Roma, donde debutó como actor de cine y de teatro, y donde tuvo un encuentro que le cambió por completo su vida. Fue con Luchino Visconti, director de cine, teatro y ópera. Se convirtió en su ayudante de dirección en «La terra trema» (1947), «Bellissima» (1951) y «Senso» (1952), y por él sintió un amor «visceral y profundo»: «Para mí, Luchino era el modelo de todo lo que cuenta de verdad». La relación entre los dos se interrumpió a mediados de los cincuenta cuando, después de un robo en casa de Visconti, Zeffirelli fue conducido a la comisaría junto a los sirvientes. Con Visconti tuvo una relación amorosa vital, borrascosa y fecunda, que marcó los afectos de Zeffirelli, su formación estética y su carrera. Sin Visconti, el joven huérfano que fue Zeffirelli quizás no habría alcanzado los más famosos escenarios, hasta convertirse en amigo y confidente de grandes estrellas como Maria Callas, Richard Burton o Liz Taylor. Precisamente, adoraba a la Callas, quizás, se dice, la única mujer de la que se enamoró, dedicándole un filme en 2002 («Callas forever», con Fanny Ardant como protagonista): «La conocí –declaró Zeffirelli– cuando estaba gorda y desgarbada, un año después había perdido 30 kilos y se había convertido en una mujer de insuperable fascinación. Una transformación que ha marcado el mundo de la lírica. Desde entonces se puede decir que hay un antes y un después de la Callas».
Berlusconi y Bergoglio
Franco Zeffirelli ha sido seguramente más amado en el extranjero que en Italia, quizás por su carácter polémico y posición social, moral y sexual (gritó contra la pornografía, vivió su homosexualidad conocida en privado pero ocul
Visconti Tuvo con él una relación fecunda y borrascosa, que marcó los afectos de Zeffirelli, su formación estética y su carrera