ABC (Córdoba)

Sergio Ramos

La novia eligió un vestido nada convencion­al de un diseñador libanés con un ramo de flores negro

- MERCEDES BENÍTEZ

ergio Ramos y Pilar Rubio se casaron ayer en la Catedral de Sevilla y se dieron el beso de rigor ante la prensa. Después de siete años de relación y tres hijos en común, la famosa pareja se dio el «sí, quiero» en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla en una jornada llena de contrastes. Entre la tradición del templo, la catedral gótica más grande del mundo donde el deán Francisco Ortíz ofició la ceremonia, y el peculiar atuendo de la novia, sorprendie­ron la llamativa indumentar­ia de algunos invitados o el tatuaje del unicornio que tuvieron que lucir para acceder al templo.

La puerta de la Catedral se convirtió en una especial alfombra roja a los pies de la Giralda que concitó una gran expectació­n de público ansioso de ver a futbolista­s, presentado­res, empresario­s, algún torero o «socialités» como Naty Abascal. La novia solo fue tradiciona­l en la costumbre de llegar tarde a la iglesia, haciéndose esperar más de media hora sobre lo estipulado. Montada en cochazo, un Cadillac, y del brazo de su padre, salió muy sonriente tras vestirse en un hotel de Sevilla, desvelando el secreto mejor guardado, el traje. Había anticipado que no sería una novia convencion­al. Aún así el vestido fue una sorpresa. Nada de novia clásica.

Eligió un original diseño confeccion­ado por el libanés Zuhair Murat. Llevaba un gran escote y los hombros al aire, con vuelo y brillos y lentejuela­s. Y portaba un ramo de calas negras. Este tipo de flor simboliza el amor eterno, pero siempre se había visto en blanco para las novias. Así, Rubio quiso aportar su toque rockero también el día de su boda. El pelo se lo recogió en una trenza detrás y otras dos pequeñas trencitas que le colgaban por delante y que le daban un toque moderno. Iba tocada con un velo que le dejaba la cara al descubiert­o con unos largos pendientes en tonos plateados. Ambos posaron a la salida del templo y se dieron el tradiciona­l beso, saludando y dando las gracias.

El novio llegó unos minutos antes a la iglesia. Sergio Ramos iba del brazo de su madre, Paqui, la única que siguió los cánones clásicos para estas ocasiones. La madrina lucía un elegante traje verde pistacho e iba tocada con la tradiciona­l mantilla española.

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