La fusión con Podemos
Gaspar Llamazares Exdirigente de IU
que no compartimos la idea de la dirección», explica López, que asegura que no están en contra de una confluencia, sino que exigen una convergencia equilibrada y trabajada. «Hemos vuelto locos a los votantes; la gente ha ido a lo que conoce y no a los experimentos», añade respecto a los comicios autonómicos y municipales, donde el PSOE ha sabido «capitalizar» al electorado agitando el voto útil y aprovechar la debilidad de Podemos. «Hay un agotamiento del ciclo del 15-M», apunta Monereo.
A cada lado de esta página, por su parte, los exdirigentes de IU Francisco Frutos y Gaspar Llamazares coinciden en la misma lectura: tanto en Podemos como en Izquierda Unida se está produciendo una «huida hacia adelante» y no se están analizando con seriedad los golpes recibidos en las citas electorales. Al igual que Monereo y López, los exlíderes de IU consideran que la solución es construir de cero el espacio político de la izquierda lejos de «políticas sectarias» y con un «discurso sólido».
Ya lo advirtió Errejón
El diagnóstico es demoledor. En las generales del 26-J, en 2016, Unidas Podemos perdió 1,2 millones de votantes en comparación con diciembre, cuando Podemos e IU se presentaron por separado. El cofundador de Podemos y exnúmero dos, Íñigo Errejón, denunció aquel día en contra el criterio de Iglesias que la suma no había funcionado. Errejón rompió con la dirección e incluso sugirió la necesidad de «evaluar» su reedición para las siguientes citas electorales. No iba equivocado. El pasado 28-A, la confluencia volvió a perder 1,3 millones de papeletas. Los datos empeoran a nivel regional y municipal. El tiempo le da la razón a Errejón.
—¿Qué balance hace del 26-M?
—Un mal resultado del conjunto de Unidas Podemos y de Izquierda Unida, que decidió vincularse de manera ineludible. El PSOE ha capitalizado el voto del miedo e IU se ha visto arrastrada al desplome que otra vez ha sufrido Pablo Iglesias. Menos en excepciones, como en Mieres o Zamora, donde ha habido mayoría absoluta, que demuestra que hay vida más allá de Podemos, la coalición a nivel estatal se está diluyendo.
—¿Por qué ha perdido IU el electorado tradicional de izquierdas?
—Por un lado, la confluencia ya no ilusiona a la sociedad de izquierdas como en su momento. Y, por otro, la amenaza de Vox por el PSOE ha surtido efecto y hay gente que ha votado útil a los socialistas. Existe un electorado huérfano, pero el PSOE les ha funcionado mejor como casa de acogida.
—El primer paso para la fusión habla de crear «espacios de cooperación»...
—Cuando no se quiere hacer autocrítica se echa la culpa al empedrado, en este caso a las localidades y a los dirigentes regionales, y se hace una huida hacia delante. En el caso de Podemos es empecinarse en el Gobierno de coalición; y en el de Izquierda Unida es la fusión fría. Están aprovechando que la dirección de Podemos está débil; piensan que van a valer más en esa futura dirección unificada de Unidas Podemos. El núcleo del PCE apuesta por dejar a un lado IU e influir en Podemos.
—¿Cuáles son los peligros de que desaparezca IU?
—Se pierde un espacio político de la izquierda seria de este país, con tradición vinculada al movimiento obrero. Se pierde el espacio de una izquierda que puede negociar y dialogar con la otra izquierda sin «postureo» y sin gestos.
—¿Y qué alternativa tiene?
—Yo no hubiera hecho nunca este proceso de fusión. Ahora es muy difícil salir de esta situación. Todavía quedan algunos grumos de IU, pero vamos camino de la disolución completa. Yo plantearía una recomposición del espacio de la izquierda seria en nuestro país. Y desde ahí relacionarse con el PSOE y con Podemos. Pero ahora es muy complicado. Otras fuerzas y Actúa estamos obligados a dialogar y recomponer el espacio.
Izquierda seria «Hay un electorado huérfano, pero el PSOE les funciona mejor como casa de acogida»