ABC (Córdoba)

Aguado, herido, proyecto ilusionant­e de gran torero

▶Vuelve a deleitar con su fino estilo pero sufre una cornada grave que le impide matar a su segundo toro

- ANDRÉS AMORÓS

n el último festejo de la Feria, Pablo Aguado da muestras de su gran calidad pero es herido, al entrar a matar. Santiago Domecq, que ya triunfó en Sevilla, lidia una excelente corrida, con casta, nobleza y movilidad; destaca el último, uno de los grandes toros de la Feria.

Acertó Simón Casas al programar que cerrara la Feria la revelación que, ahora mismo, más esperanzas despierta, Pablo Aguado. El cartel, en su conjunto, me parece menos elogiable. La técnica del contrapunt­o, desde Juan Sebastián Bach hasta Aldous Huxley, tiene sus límites. ¿Qué tiene que ver el toreo de este joven sevillano con el de sus dos compañeros de esta tarde? No alcanzo a verlo. En vez de armonía, corremos el riesgo de ver dos corridas, en una.

Se anuncia ésta como la corrida «de la Prensa». Más allá de lo simbólico, no consigo percibir en qué se concreta eso. En todo caso, en el callejón, esta tarde, no veo –como otras veces– a políticos que quieren lavar su imagen con un «brindis al sol», en vez de promover que sus compañeros de partido respeten la Tauromaqui­a. Me refiero, por supuesto, al PSOE y a su actuación en Barcelona, en Valladolid, en Oviedo, en Palma de Mallorca… ¿Hace falta dar nombres y datos? No es difícil. No veo, esta tarde, a políticos sino a directores y compañeros de medios de comunicaci­ón. Habrán comprobado –espero– la vitalidad de esta Fiesta

Como es lógico, El Fandi sigue siendo El Fandi: profesiona­l, atlético, espectacul­ar en banderilla­s, más atento a la cantidad que a la calidad. En el primero, cuando todavía está muy suelto, recurre a las chicuelina­s y, naturalmen­te, el toro se va. Quita López Simón con el capote a la espalda, sin estar el toro fijo, y casi lo coge; lo mismo le pasa al Fandi cuando insiste en las chicuelina­s. En las banderilla­s, luce su facilidad y sus facultades pero clava con salto, fuera de cacho. Cuando va a brindar, el bravo toro se arranca y lo recorta, a cuerpo limpio. Galopa el toro con alegría: lo cita de rodillas, en el centro del ruedo, y logra vibrantes circulares. Luego, el trasteo decae.

EMata con decisión. En el cuarto, un precioso sardo (de tres colores, como la capa de un estudiante, decía el «Diccionari­o cómico-taurino»), vuelve a banderille­ar con facultades y concluye con el aplaudido par al violín. La «afanosa porfía» –como decía Borges– no encuentra eco. Mata bien. El sexto, «Zahareño», no es intratable, como dice su nombre, sino todo lo contrario: un bravo toro, que derriba espectacul­armente, antes de recibir un gran puyazo de Manuel Bernal. El Fandi se luce con el capote, en un par por dentro y jugueteand­o con el toro, a cuerpo limpio. Después de la desilusión de no ver más a Aguado, la gente ha reaccionad­o a favor de David, que se entrega, de rodillas y de pie. Mata a la tercera y le despiden con una fuerte ovación.

López Simón sigue cosechando triunfos por su entrega y su quietud vertical pero no llego a ver la deseable evolución estética. Ya de salida recurre a las chicuelina­s, en el segundo, un bonito salpicado caribello –según la ficha–, que tiene gran movilidad. Como hace el poste, en vez de sujetarlo, el toro se va muy lejos. Cuando lo fija, liga muletazos vibrantes porque el toro repite, incansable. Un desarme baja la emoción. El trasteo se queda en voluntario­so y desigual. Un metisaca bajo precede a la estocada. Al quinto lo pican mucho y mal. Carretero hace un oportunísi­mo quite a un banderille­ro. López Simón se queda quieto pero los enganchone­s deslucen la faena y tampoco mata bien.

Una tarde, en la Feria de Abril, bastó a Pablo Aguado para revolucion­ar el panorama taurino: así es, a veces, esta Fiesta. No hablo sólo de cortar cuatro orejas y abrir la Puerta del Príncipe, me refiero a algo mucho más importante, demostrar la vigencia absoluta de un toreo clásico, que muchos habían olvidado: el buen gusto, la naturalida­d, la armonía; en el repertorio, la verónica y el pase natural, como columnas básicas, sin «inas»; el sentido de la medida, para no prolongar inútilment­e faenas que sólo logran impacienta­r y aburrir al personal. Es decir, lo que siempre ha sido el arte del toreo. Cuando se presencia eso, se advierte claramente la diferencia con tantas moderneces. En su primera actuación en San Isidro, toreó de maravilla y mató fatal. ¿Será capaz de man

tener ese nivel artístico? ¿Mejorará con la espada? El público tiene muchas ganas de comprobarl­o. Recibe al tercero con verónicas, no perfectas pero sí de buen estilo. Las chicuelina­s y, sobre todo, la media sí tienen la airosa gracia sevillana de este lance. En la primera tanda, le engancha un poco pero se queda en el sitio y liga con naturalida­d y suavidad. La finura de su estilo encanta al público. Ya con la espada en la mano, dibuja naturales de frente, puro estilo de Manolo Vázquez. Entrando a matar desde muy lejos, da tiempo a que el toro levante la cabeza y le hiere. A la segunda, de más cerca, sí logra la estocada. El toro se amorcilla, la inexperien­cia se nota al descabella­r y suenan dos avisos pero queda el recuerdo de algunos hermosos momentos. Aunque no ha hecho ningún gesto, lleva una cornada en el muslo derecho, con dos trayectori­as, de pro«Adiós, «Herida por asta de toro en 1/3 superior cara interior muslo derecho con dos trayectori­as, una hacia arriba y hacia fuera de 15 cm. y otra hacia atrás de 10 cm., que lesiona músculos sartorio, rector anterior y crural. Erosión en región frontal. Es intervenid­o quirúrgica­mente bajo anestesia general en la enfermería de la plaza de toros. Se traslada a la clínica de la Fraternida­d Muprespa Habana. Pronóstico: grave»

Feria de Abril Una tarde bastó a Pablo Aguado para revolucion­ar el panorama taurino: así es, a veces, esta Fiesta

 ??  ?? Parte médico de Pablo Aguado
Parte médico de Pablo Aguado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain