ABC (Córdoba)

Márquez crece en el caos

▶ Suma su cuarto triunfo y amplía su ventaja con Dovizioso, que cayó con Lorenzo

- LAURA MARTA GP DE CATALUÑA MUNDIAL

De tanta efusividad, a Marc Márquez se le desplegó el airbag del mono. Tanta euforia que no pudo esconderla ni en la celebració­n en la pista ni en el podio, con un intento fallido de hacer girar la corona de campeón. «Pesaba demasiado», bromeó después. Lo que pesa mucho más es la ventaja que ha tomado con respecto a sus rivales, y, sobre todo, esa sensación de superiorid­ad que ya ejerce tanto en los circuitos que le van bien como en los que no le van tan bien. En el Gran Premio de Cataluña, cuarta victoria del curso y más líder del Mundial. Por méritos propios y con cierta ayuda inesperada y rocamboles­ca por parte de su compañero de equipo, Jorge Lorenzo, que sembró el caos en la segunda vuelta al caer y llevarse por delante a Maverick Viñales, Valentino Rossi y Andrea Dovizioso. Y Márquez, que se libró por los pelos, explotó de alegría.

En Montmeló, donde el sol pegó con fuerza durante todo el día, el espectácul­o estaba asegurado desde el amanecer. Tan igualada la máxima categoría en este fin de semana que Fabio Quartararo tenía en su mano, y con su «pole», la opción incluso de romper un récord de precocidad del propio Márquez. Tan competitiv­a que al español se le preguntaba en las horas previas si eso de seguir a los rivales en los entrenamie­ntos era una estrategia o fruto de algún problema.

Pero la adrenalina y las apuestas por quién se llevaría el séptimo triunfo del año s+e apagó a las dos vueltas. En la curva 10, esa que se modificó después de la muerte de Luis Salom y que tantas caídas había provocado ya en la carrera de Moto3.

Allí, un Jorge Lorenzo envalenton­ado y con ganas de apagar críticas, dudas y preguntas, trató de aprovechar­se de una gran salida y de colarse en el grupo cabecero. Con tanta fuerza intentó un adelantami­ento para alcanzar la tercera plaza que la emoción le dio de bruces: frenó de golpe, la moto resbaló, impactó primero en Dovizioso; a punto estuvo de librarse Viñales, pero le rozó la rueda trasera y salió por los aires; y, en su camino hacia la grava, la Honda también tumbó a Rossi que pasaba por ahí. Un efecto dominó con graves consecuenc­ias para las Yamaha, que por fin habían encontrado un punto de luz al que agarrarse y volver a la senda de buenos resultados; y para el de Ducati, que se vio con un cero inesperado en su lucha por el título. En solo un movimiento. En apenas unos segundos.

Alegría familiar

Márquez, que se salvó por un escasos centímetro­s, por esa chispa de más que le dio salir segundo en la parrilla, quizá por la suerte de los campeones, se vio enseguida sin oposición ni rivales que le pelearan el puesto.

Atrás había quedado el caos y, por delante, un paseo. El español amplió cada vez más la ventaja con respecto al grupo perseguido­r: Álex Rins, Fabio Quartararo y Danilo Petrucci. El de Suzuki peleó hasta que un error al final lo condenó a la cuarta plaza. Más firme se mostró el francés, sin récord de precocidad, pero con un primer podio que augura muchos más. Y el italiano, felicísimo con el bronce que le otorga razones de peso para la renovación y lo aúpa en la clasificac­ión que defiende con más holgura Márquez.

Eufórico en su celebració­n porque, además, completaba la fiesta familiar.

Alivio

«Queda mucho Mundial, pero afronto todo más cómodo teniendo ahora 37 puntos de ventaja»

Jorge Lorenzo asume las culpas de una caída con la que se llevó por delante las esperanzas de Viñales, Rossi y muchas opciones de título de Dovizioso

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Marc Márquez celebra ayer su triunfo ante la grada de su afición

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