Escrivá, Calviño y Maroto bloquean el
▶El ala socialista defiende prorrogar las ayudas solo para sectores más dañados, como el turismo, y mantener incentivos a la contratación, opciones que rechazan los agentes sociales y la titular de Trabajo
Dicen que las crisis generan extraños compañeros de viaje. Y de hecho así está siendo en la negociación de la cuarta prórroga de los ERTE. Empresarios y sindicatos se han dado la mano en las conversaciones y han encontrado en la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a su principal aliado dentro del Gobierno. Enfrente se encuentran, según fuentes de la mesa negociadora, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, y la de Turismo, Reyes Maroto, y ambos cuentan con el apoyo de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. El ala del PSOE dentro del Ejecutivo estaría, por tanto, frenando el acuerdo actualmente en contraste con la facción morada de la coalición, más alineada con las peticiones de los agentes sociales. «Existe plena sintonía entre la titular de Trabajo y los agentes sociales», insisten a ABC fuentes de la negociación.
La estructura de las ayudas a partir de ahora y los sectores destinatarios son las cuestiones técnicas que bloquean el acuerdo, a lo que se suman además las tensiones que ya vienen de lejos entre Escrivá y Díaz, por las estrechas competencias que comparten ambas carteras ministeriales. Un cóctel explosivo que no ha creado el ambiente más propicio para el entendimiento en uno de los asuntos de mayor trascendencia en estos momentos para el empleo y, por tanto, para la economía española. Fuentes de las conversaciones aseguran, de hecho, que las diferencias son tales que se hace necesario un nuevo punto de partida, un nuevo documento, para poder seguir avanzando.
La tensión acumulada ha llegado a tal punto que el sindicato UGT hizo público ayer un comunicado en el que denunciaba esta situación negro sobre blanco: «La intromisión de los ministerios de Economía y de Turismo, en relación a que el acuerdo afecte a sectores concretos, y la cerrazón del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social y Migraciones, que insiste en incentivar, con exoneraciones, la reincorporación de las personas trabajadoras de los ERTE a una actividad, impiden que se pueda cerrar un acuerdo amplio y beneficioso para empresas y trabajadores, en el que no se deje a nadie atrás».
UGT apuntó también a bloqueos constantes, por cuestiones que nada tienen que ver con lo que se habló en Palma de Mallorca el pasado 4 de septiembre, cuando se dio formalmente el pistoletazo de salida a la negociación. Y lo cierto es que mucho han cambiado las posiciones desde entonces. Cuando comenzó esta semana prometía ser en la que se sellara el acuerdo para la cuarta prórroga de los ERTE. Y, sin embargo, ha terminado con las reuniones en suspenso hasta el próximo lunes y un enfrentamiento abierto en el seno del Ejecutivo y los agentes sociales posicionados con Díaz en la negociación.
Las diferencias entre ambos bandos siguen concentrados en los filtros sectoriales a las ayudas para mantener el empleo y los sistemas de bonificación, ambas propuestas de Seguridad Social, pero que son del agrado de Economía y Turismo. Así, la sectorialización de las ayudas es, como lo ha sido desde el principio, una línea roja infranqueable para empresarios y sindicatos. La CEOE no cederá en este terreno para que no queden fuera empresas que también estén muy afectadas
Las reuniones se han suspendido hasta el lunes y solo un giro total permitirá pactar la prórroga
«Diversas intromisiones impiden un pacto beneficioso para empresas y trabajadores»
de sectores distintos al turismo. En la patronal hay organizaciones representativas de sectores que están atravesando una situación crítica, pero que no están tan identificados como el turismo o la hostelería, que también reivindican su derecho a permanecer bajo el paraguas de los ERTE por fuerza mayor y los negociadores de CEOE están peleando fuerte también por sus intereses en la mesa con el Gobierno. De hecho el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, se comprometió el pasado miércoles ante su junta di