El conquistador cordobés Sebastián de Belalcázar, la nueva víctima
▶Indígenas derriban en Popayán (Colombia) la escultura ecuestre del fundador de 16 ciudades en el siglo XVI y lo tachan de «racista y genocida»
La furia contra los símbolos coloniales en América sigue su escalada. Si en EE.UU. los intereses políticos alientan desde hace tiempo los ataques contra Colón o fray Junípero Serra, más al sur son los indígenas quienes se apuntan ahora la moda iconoclasta. Así ocurrió en la madrugada del pasado miércoles en Popayán, una recóndita localidad en el distrito colombiano del Cauca con una población idéntica a la Córdoba actual (unas 320.000 almas). Una media docena de indígenas derribó la estatua del conquistador cordobés Sebastián de Belalcázar, nacido en 1480 en la localidad de la que tomó su apellido a finales del siglo XV, cuando el municipio aún pertenecía a Extremadura (luego pasó a ser cordobés con la división en provincias del siglo XIX). Lo hicieron en presencia de un grupo de agentes de la Policía que no intervinieron para impedir la agresión a la estatua ecuestre de importantes dimensiones.
Los indígenas pertenecen a la etnia Misak, que se sienten agredidos por el símbolo al considerar que Sebastián de Belalcázar y otros conquistadores españoles eran racistas. «De Belalcázar fue un genocida que masacró a los pueblos que conquistó. Mi respeto a los Misak que hoy reivindican sus muertos. Al suelo un símbolo de 500 años de esclavitud», afirmó la presidenta del Movimiento Alternativo Indígena y Social (Mais), Martha Peralta, en Twitter.
La presencia de Belalcázar (su apellido familiar podría ser Moyano) en Popayán no es casual. El militar español fue el fundador de la ciudad hispánica en 1537, hace casi 500 años, aunque ya existía una población nativa anterior de la que apenas quedan restos arqueológicos. El cordobés también fundó ciudades modernas (hasta 16 en total) que hoy son grandes urbes, como Quito en Ecuador o Cali también en Colombia. Incluso la capital colombiana se debe a este aventurero del Valle de los Pedroches.
La estatua de Belalcázar se colocó en 1937 al cumplirse el 400 aniversario de la fundación de la ciudad moderna. Fue realizada por el artista español Victorio Macho, quien también esculpió en la misma época otra talla del conquistador en Cali.
En Popayán las autoridades de la época decidieron colocar el bronce en la cúspide de un cerro llamado Morro del Tulcán. No es una colina natural, sino los restos colmatados de una pirámida invertida precolombina. Ya hay quien ha pedido cambiar la estatua de Sebastián de Belalcázar por la del líder Payán, jefe de la tribu precolombina de los pubenenses de la que se consideran descendientes directos los misak.
El alcalde de la ciudad, Juan Carlos López Castriyón, y su corporación se fotografiaron en el pedestal ya vacío y divulgaron la imagen en Facebook alegando que «Popayán somos todos, rechazamos cualquier acto de violencia». También señaló en su cuenta de Twitter que «no se puede estar de acuerdo con la agresión, para eso están las mesas de diá
La etnia Misak se considera agredida por el símbolo y pide reemplazarlo por un líder indígena
En 1537 fundó la ciudad de Popayán, que en 1937 erigió la estatua derriba este miércoles