ABC (Córdoba)

Medio millar de casos positivos en un mes con una edad media de 45 años

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ta chiquillos mientras no pueden ir a un parque infantil al aire libre» o los retrasos en la comunicaci­ón de los resultados de los test PCR. Son argumentos reiterados en una ciudad que intenta rebelarse, por igual, contra el fantasma de un nuevo confinamie­nto y la amenaza de una transmisió­n comunitari­a del virus.

Y es que, junto a la hostelería, el comercio lucentino tiembla ante la posibilida­d, siquiera remota, de tener que cerrar sus puertas, pero también ante la expectativ­a de que una drástica restricció­n de la movilidad les deje sin la escasa clientela de estas últimas semanas. «Desde hace una semana se está notando mucho la caída de ventas, hay menos gente», afirma la propietari­a de una tienda de lencería y complement­os de la céntrica calle Las Torres, que añade que «ahora parece que llegan con miedo, preguntan si puede pasar aunque la tienda esté vacía, intentan mantener la distancia de seguridad, apenas tocan los productos, no es lo mismo que hace unos días, cuando casi teníamos que llamar la atención a algunos clientes».

La opinión es coincident­e con la de la dependient­a de una zapatería en la calle Juan Palma y queda plenamente corroborad­a ante la visión de una calle El Peso, principal artería comercial y peatonal de la ciudad, semidesier­ta

La escalada de la pandemia en Lucena ha sido sorprenden­te. En apenas un mes la ciudad ha visto cómo el virus se multiplica­ba, pasando de los apenas 90 casos con los que contaba a mediados de agosto a los 575 con los que se cerraba el cómputo el pasado viernes. Son medio millar de positivos. Las autoridade­s locales apuntan que incluso más, habida cuenta de los retrasos que acumula la publicació­n de datos por parte de Salud tras averías en la máquina PCR y falta de personal que los registraba. Esta puesta al día sitúa a Lucena como la ciudad andaluza de más de 40.000 habitantes con un índice para lo que suele ser un sábado «normal», con tiendas solitarias a las doce y media de la mañana. «La temporada se animó un poco con las rebajas, julio estuvo bien y la gente tenía ganas de comprarse ropa, había cierta alegría, pero las noticias de los últimos días han sido un mazazo y el neacumulad­o de contagios más alto, por delante de El Ejido, Linares o Marbella, que no alcanzaban los cuatrocien­tos (hay localidade­s con menos población que sí superan los datos lucentinos). Ese viernes, última referencia válida publicada, la ciudad se anotó 157 positivos, si bien buena parte de los mismos correspond­en a test realizados en días previos y no mecanizado­s por los citados problemas técnicos. Un informe de Salud Pública revela que la edad media de los casos declarados en ese periodo es de 44,7 años. Otro dato significat­ivo: un 16% de los contagios tuvo que ser derivado al hospital de Cabra.

Comercios

«La temporada se animó un poco con las rebajas, julio estuvo bien y la gente tenía ganas de comprarse ropa, había cierta alegría»

gocio esta por los suelos. Si seguimos así tendremos que cerrar, como ya han hecho otros», admite el dueño de un establecim­iento de moda en una calle El Peso a la que empiezan a poner una nota de color algunos jóvenes que toman posiciones en las mesas altas de los bares del mediodía. Al mal tiempo, buena cara.

Inculpació­n

Lucena es ejemplo paradigmát­ico que lo que ha sido este verano atípico en buena parte de España y deja claro que la balanza sobre la que se depositó el complicado equilibrio entre preservar por encima de todo la economía o la salud ha terminado cediendo en favor de un descontrol­ado crecimient­o de la curva de contagios. Hoy casi todo el mundo tiene un conocido o un familiar que ha sufrido la infección o ha estado en situación de cuarentena.

«En julio parecía que no pasaba nada, todos contentos, pero en agosto llegaron los positivos y las visitas de familias enteras y grupos de amigos al auto-covid. Ahora toca apechugar con lo hecho», confirma, casi asumiendo su parte de irresponsa­bilidad, un joven que fuma sentado en uno de los bancos del Paseo de Coso. Cerca, dos niños con mascarilla­s de superhéroe­s miran con desilusión el precinto que impide el paso al parque infantil.

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A la izquierda,.vista general de Lucena y un polígono industrial; debajo, corona de flores en recuerdo del vendedor de cupones fallecido por Covid-19. Bajo estas líneas, una céntrica calle lucentina. A la derecha, un hombre con su mascarilla
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FOTOGRAFÍA­S: VALERIO MERINO

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