«Volveremos a abrazarnos más fuerte»
Párroco del Parque Figueroa Allí donde crece el desastre, también crece la solidaridad. Lo ha demostrado este cura de barrio, que ha liderado un colosal plan de ayuda en los días más críticos del virus
meses más críticos. Hoy el número se ha reducido levemente a un centenar, más del triple de la cobertura que se prestaba antes de la pandemia. Cada una de estas familias, han recibido apoyo regular en alimentación, higiene y limpieza. Cada tres semanas, la parroquia ha entregado comida por valor de 13.000 euros, según datos facilitados por el Padre Ángel. Y no ha sido la única labor que el sacerdote ha ejercido en esta situación de emergencia. También ha negociado con los propietarios de algunas viviendas para lograr un aplazamiento en el pago de los alquileres de los casos más dramáticos. Pero ojo. «No es un tema fácil. Hay propietarios que también vivían de arrendar sus pisos», puntualiza.
—¿A qué huele la segunda oleada?
—Aquí en la parroquia no hay por ahora una nueva oleada de familias. Se mantienen las cien que venían recientemente.
—¿Se hizo cura por esto?
—Te haces cura por amor a Dios y a
—En la era de quién puede contra quién y a costa de todo, que es cuando se pierde la dignidad y podemos llegar a ser un lobo para el hombre.
—¿Le tientan las redes sociales?
—No tengo Facebook, ni Whatsapp, ni Twitter. Si me quieres comentar algo, lo hablamos. Cuando he tenido Whatsapp antes, me ha impedido enriquecerme de muchas relaciones personales.
—¿Jesucristo pescaría hoy almas en Twitter?
—Sí, como lo hace el Papa.
—¿Y a qué mercaderes echaría del templo?
—Él echaba a fariseos y a hipócritas. Los mercaderes se enriquecían en el templo y, claro, hoy no sé quien se enriquece en el templo.
—¿Qué milagro necesita el mundo?
—Sin sentimentalismo ni romanticismo, el amor. Es lo propio del ser humano y lo que lo hace grande.
—¿Ángel Roldán ha dudado?
—En la fe, nunca. Y en el sacerdocio, menos todavía.