Iglesias acentúa su republicanismo para consolidar una mayoría con ERC y Bildu
▶Unidas Podemos busca confinar a Sánchez en el bloque de la investidura ▶El PSOE mantiene su compromiso con la Corona, pero crece el debate interno
El vicepresidente segundo del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, señaló ayer que una de las «tareas fundamentales» de su partido en el Gobierno será «trabajar y construir alianzas para avanzar hacia una nueva República». Así cerró el discurso del Consejo Ciudadano Estatal (CCE), retransmitido por YouTube. Reforzando su perfil republicano como colofón a una semana en la que ha reivindicado la «necesidad» de un acuerdo con EH Bildu y ERC para prescindir de Ciudadanos. Al que se esfuerzan en encerrar en un bloque uniforme con el PP y Vox.
El republicanismo de Podemos aflora en cada intervención de Iglesias. «Todo el mundo sabe lo que pensamos», suele decir él mismo. Pero en la antesala de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado adquiere tinte de maniobra política. Su discurso, ese «avanzar hacía un horizonte republicano», forma parte de su estrategia para atraer al secesionismo vasco y catalán. Iglesias quiere aprobar las cuentas públicas con la mayoría de la investidura más el apoyo de ERC y EH Bildu. Mientras, el PSOE busca un pacto más transversal con Inés Arrimadas.
Sus declaraciones pueden interpretarse como una nota de presión más para el PSOE porque incomodan a algunos perfiles socialistas. Aunque también hay voces que valoran que las ocurrencias de Iglesias realzan, a su vez, la imagen institucional en Sánchez. Que en los últimos meses ha defendido a la monarquía parlamentaria.
«Horizonte republicano»
El vicepresidente pidió «valentía» para avanzar hacia el fin de la Monarquía porque, a su juicio, «ningún joven de este país entiende que no se pueda elegir al jefe del Estado y que éste no responda ante la Justicia por delitos como el resto de ciudadanos». Además, planteó la «necesidad» de «un horizonte republicano como escenario de superación de la crisis territorial». Lo que pasa por crear «un país más federal, y más confederal, construido sobre la fraternidad y el reconocimiento de diversidad y plurinacionalidad». Iglesias también apuntó a un «agotamiento de la Monarquía» porque «ya no representa las nuevas oportunidades de los sectores empresariales más dinámicos de la economía».
Declaraciones, al final, vaporosas. Discurso. Porque el propio Iglesias admitió que no existe mayoría en el Parlamento para cambiar la Constitución. Aunque dejó claro la predisposición de Podemos: «En política las cosas pueden cambiar y creo modestamente que nuestra fuerza política es la mejor prueba de que las cosas pueden cambiar».
Por su parte, en el ámbito socialista del Gobierno insisten en mostrar «respeto» por lo que Iglesias pueda manifestar como líder de Podemos. «El presidente lo ha dejado muy claro: este Gobierno defiende todo el pacto constitucional en su conjunto, y eso incluye la Monarquía parlamentaria», resumía ayer un ministro tras escuchar las palabras de Iglesias. «Nada de lo que ha hecho o dicho hasta ahora es algo que se salga de lo que podíamos pensar», reflexionan en La Moncloa.
En determinados sectores del Gobierno estas declaraciones de Iglesias no agradan, como no lo hace casi ninguna. Pero las enmarcan en la «necesidad» del líder de Podemos de no desdibujarse dentro del Ejecutivo. «Es lo de siempre, una más», dice uno de ellos. «Tiene y va a tener mucho que aguantar. Hay que dejarle un margen que sería inconcebible en un Gobierno de un solo partido. Hemos llegado a esta coalición sin un manual de instrucciones. Pero tiene que funcionar», resume también un alto cargo del Ejecutivo. El aguante, la conllevanza y el convencimiento de que el fracaso prematuro de la coalición no sería bueno ni para el PSOE ni para Podemos es lo que mantiene el pacto vivo «hasta que quiera el presidente», dice un miembro de la dirección federal del PSOE, que considera que sólo Sánchez puede estar interesado en romper la alianza y que Iglesias «tragará con todo y se quedará en lo declarativo».
En esta cuestión, el PSOE está haciendo un equilibrismo cada vez más evidente. Es algo que Iglesias sabe. Y por eso intenta acelerar el debate, para tensionar a quien por encima de socio es su adversario político. Cree que tarde o temprano se abrirá ese debate en las filas socialistas. Y lo cierto es que ya existe. Diputados, presidentes autonómicos o
Fuentes del PSOE consideran que Iglesias se quedará «en lo declarativo» y «tragará con todo»