Chavero murió en la casa de su vecino tras pedirle él ayuda
Manuela Chavero murió la misma noche en que desapareció, la madrugada del 5 de julio de 2016, en la casa de su vecino Eugenio Delgado, según ha contado él a los investigadores. Todo apunta a que mientras la mujer wasapeaba con otro joven de Monesterio, Eugenio –al que conocía desde niño y doblaba la edad– llamó a su puerta y le pidió ayuda para algo. Manoli salió de su vivienda en la calle Cerezo con la ropa de casa que llevaba puesta o incluso en pijama para recorrer los escasos 20 metros entre una casa y la otra. Por eso dejó las luces y la televisión encendida y ni siquiera se llevó su teléfono móvil.
A partir de ahí, solo la UCO tiene la versión del detenido. Pudo ser verdad que él necesitara ayuda para algo –extraño, dada la hora que era– o bien se tratara de una celada e intentara agredirla sexualmente, dado que al parecer estaba obsesionado con ella. Él asegura que la víctima se cayó y se dio un golpe de forma accidental en la cabeza. Cuando vio que estaba muerta se asustó y decidió enterrarla en La Dehesa, una finca de su propiedad, que luego alquiló a un ganadero para que pastaran sus vacas.
Como informó ABC, poco después cambió la tapicería de su coche, un Opel Vectra, un detalle que no pasó inadvertido para algún conocido suyo y que esa persona contó a la Guardia Civil cuando le llamaron a declarar.
Todo apunta a que esa misma madrugada del 5 de julio cavó la tumba de la mujer bajo uno de los árboles (encinas, alcornoques y algún eucalipto) a la entrada de la extensa finca, que está a menos de cuatro kilómetros de Monesterio. Al día siguiente, la familia de Chavero ya empezó a buscarla y la inquietud se extendió por todo el pueblo.
En ese encinar han estado los restos de Chavero durante estos cuatro interminables años y hasta allí condujo el detenido a los investigadores el viernes. A las ocho de la tarde se confirmó que habían aparecido huesos en el lugar marcado.