El pulso entre Escrivá y Díaz amenaza pactos laborales clave
▶La prórroga de los ERTE, la reforma de las pensiones y ley del teletrabajo enfrenta a los miembros del Gobierno
El desencuentro entre los ministros de Seguridad Social y de Trabajo, José Luis Escrivá, y Yolanda Díaz, es un secreto a voces. Estaban predestinados a no entenderse desde el mismo momento en el que el presidente del Gobierno decidió partir en dos un ministerio con áreas estrechamente relacionadas para cumplir con las exigencias de su socio, pero sin otorgarle demasiado poder. Las políticas laborales y la Seguridad Social están muy entrelazadas y puntos de vista muy diferentes en asuntos compartidos derivaron rápido en posiciones antagónicas sobre el mismo asunto.
En los planes de Pedro Sánchez no estaba que la titular de Trabajo adquiriera el protagonismo que la sobrevenida crisis del Covid-19 le ha dado. Asumió la riendas de un ministerio vaciado de contenido, pero la pandemia ha hecho de su cartera una pieza clave para el devenir del empleo en España. Desde un primer momento tomó la riendas de la nueva política laboral –basta recordar cómo le llovieron críticas cuando el 4 de marzo presentó una guía de actuación frente al coronavirus en las empresas– y la ministra ha ido ganando apoyos, prácticamente al mismo ritmo al que los ha perdido el titular de la Seguridad Social.
El perfil técnico de José Luis Escrivá, expresidente de la Airef, no ha logrado empastar con los tintes más ideológicos de la ministra de Podemos, cuyo talante conciliador es apreciado en la mesas de negociación tanto por sindicatos como por empresarios. En las últimas semanas las discrepancias han subido un peldaño más. Escrivá y Díaz no parecen entenderse sobre el camino que debe seguir la reforma de las pensiones, tampoco han logrado un punto de encuentro sobre cómo debe hacerse la nueva prórroga de los ERTE. Y la futura ley del teletrabajo también les enfrenta. El resultado de este pulso no es menor, dado que compromete pactos laborales clave.
«Díaz y Escrivá no se entienden», aseguran fuentes consultadas por ABC. «La percepción que tenemos –dicen– es que no hay comunicación entre los