De bien nacido es ser agradecido

Lleva tiempo Miguel Ángel Revilla Roiz (Polaciones, Cantabria, 1943) saliendo en la tele casi tanto como Belén Esteban. El viernes, sin ir más lejos, copaba el «prime time» de La 1 y de Telecinco, donde insistió en hablar mal de Don Juan Carlos acogido a ese populismo retrechero de sobao y francachela que le lleva de plató en plató, de programa en programa. Insistió mucho en denostar al Rey emérito (lleva meses haciéndolo) y la verdad es que, repasada su historia, casi tendría que estarle eternamente agradecido porque de no ser por la determinación de Don Juan Carlos, empeñado en traer la democracia al pueblo español, Revilla a lo mejor hoy seguía siendo falangista, igual que fue franquista hasta muy última hora. Miembro del Movimiento, ocupó cargos en el Sindicato Vertical cuando Cantabria era Santander. En distintas etapas ya ha sido presidente durante catorce años, pese a perder todas las elecciones a las que se ha presentado salvo las últimas, que ganó con cierta solvencia. Hasta siete veces fue derrotado en las urnas y a la octava consiguió ganar. ¡Mambo! Por fin mandaba tras ser el más votado, casi medio siglo después de aquel anuncio aparecido en la prensa: «Se avisa a todos los camaradas de esta Lugartenencia, Vieja Guardia, Sección Femenina, Frente de Juventudes y público en general (...) para que asistan a la conferencia del camarada Miguel Ángel Revilla Roiz». Henchido el pecho, se arrancó el camarada por José Antonio y afirmó: «Si somos una unidad de destino en lo universal tenemos el pleno derecho a proclamarlo, a mantener la soberanía de nuestro esquema institucional y contenido espiritual». El auditorio se venía abajo. ¿Dónde fue a parar el esquema, Revilla? Como se entere Carmen Calvo...