A media asta
Inútil el voluntarioso izado de banderas. Las de ayer se quedaron a media asta ondeando sobre un pueblo sumido en la peor crisis de su historia democrática y al que todos y cada uno de los observadores objetivos le auguran un futuro imperfecto. En casi medio siglo, la autonomía no ha logrado sacar a Andalucía
de los liberales españoles, sin saber que perdería la vida y pasaría a la historia.
Llegaron a Gibraltar a principios de septiembre de 1830. Allí, Torrijos impulsó varios conatos insurreccionales en febrero y marzo de 1831, que fueron respondidos por una brutal represión. En septiembre de 1831 el capitán general de Andalucía le propuso al Gobierno «apoderarse del caudillo revolucionario Torrijos por sorpresa o estratagema». El gobernador de Málaga, Vicente González Moreno, llevaba tiempo enviándose correspondencia con Torrijos, bajo el pseudónimo de «Viriato», haciéndose pasar por un liberal que le aseguraba que el mejor lugar para el desembarco sería la costa de Málaga.
Dos embarcaciones
Siguiendo instrucciones de «Viriato», el 30 de noviembre partieron de Gibraltar dos embarcaciones con sesenta hombres encabezados por Torrijos, que estaba acompañado de Robert Boyd. La mañana del 2 de diciembre, divisaron la costa de Málaga, pero los sorprendió el buque «Neptuno» y se refugiaron en la playa de El Charcón. El grupo de Torrijos inició su camino hacia la sierra de Mijas, hasta ser capturados en la Torrealquería del Conde de Mollina en Alhaurín de la Torre el 4 de diciembre de 1831 por los Voluntarios Realistas de Coín. Fueron encarcelados en el convento de los Carmelitas Descalzos de San Andrés, hasta que a las 11.30 horas del 11 de diciembre fueron fusilados sin juicio previo en dos grupos en la playa de San Andrés de la capital.
Primero en España
Fue enterrado en el cementerio inglés, fundado como el primer camposanto protestante de España y ahora en peligro. En 1829, el cónsul británico William Mark con el gobernador José Manso y Solà trazaron en un terreno baldío el espacio que le dio origen. El 11 de abril de 1830 se erigió como tal, gracias una Real Orden de Fernando VII. Rey al que un año después, Robert Boyd, el primer morador de este camposanto trataría de derrocar.