ABC (Córdoba)

El Madrid pincha antes del derbi

▶ Discutible­s decisiones de Zidane; la Real se adelantó y solo muy al final empató Vinicius

- HUGHES

Un vistazo a la alineación dejaba una impresión que ya no es rara: la delantera de la Real Sociedad tenía más gol que la del Madrid. A cambio, los locales llevaban cuatro partidos con la puerta a cero y añadían a Isco a la media habitual frente a una Real mermada en esa zona, sin Merino ni Illarra. Así las cosas, el argumento del partido estaba claro: ¿cómo conseguirí­a el gol el Madrid? Esto renueva la mirada a sus partidos, que se pueden ver como una novela de misterio o negra: ¿quién será el asesino? El amante despechado, que podría ser Benzema, no estaba, así que lo más seguro era el mayordomo, ‘balón parado’.

Pese a que eso era lo más probable, el Madrid comenzó con una optimista fe en el juego. Kroos movía la pelota de banda a banda como una gran vela. Por delante, Asensio respondía a esa movilidad yendo aquí y allá, con una responsabi­lidad nueva.

Ese juego del Madrid, que chirriaba un poco como el mecanismo del algo no muy engrasado, acababa en algunos centros por la banda derecha, que era el lugar por donde también lo intentaba la Real con Monreal. Lo intentaba tímidament­e, menos que tímidament­e.

Las intencione­s del Madrid eran tan buenas que a esa dirección de Kroos le añadía una presión atosigante bastante arriba. Aquí mostró algún defectillo porque esa presión se le rompía, se quebraba el equipo permitiend­o que se luciera el buen arranque de Guevara.

Aunque planteados en términos de novela de misterio (porque es un misterio saber cómo llegará el gol), el juego del Madrid se parece más bien a ver pescar a alguien. Es una persona sentada mojando un hilo y, pasado el tiempo, cuando la eternidad parece haber adoptado una forma convincent­e frente a nosotros, el hilo se tensa, se produce una vibración y aparece una trucha que se celebra con alborozo. Eso estuvo a punto de ocurrir en el minuto 24. Lucas dio un gran pase con forma de bombín por la derecha que Mariano intentó rematar como quien se lanza sobre un toro mitológico, con un movimiento de todo el cuerpo hacia el balón; dio en Gorosabel y de ahí al palo, y el rechace lo intentó aprovechar Asensio tras un finísimo control.

Esa doble ocasión, seguida de un par de tiros insistente­s de Casemiro,

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REAL MADRID

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REAL SOCIEDAD confirmaba­n el dominio del Madrid, ya pleno.

Su toque además se hizo más constante y ágil. No era del todo sorprenden­te, porque buscaba siempre la banda derecha, pero la flotación de Isco, muy mejorado, y la vitalidad de Asensio le daban un aliciente superior a otros días. La Real estaba muy bien cerrada y el gol debería llegar de un modo distinto, quizás inverosími­l. Quizás por eso lo intentó Lucas de volea desde fuera del área en el 36, evidencian­do que hay gente con la autoestima a prueba de bombas.

Al descanso, el gol blanco no había llegado, pero no se había detectado vida donostiarr­a en el área del Madrid. Sin embargo, una solitaria e incontenib­le

Casemiro lamenta una ocasión perdida contra de Isak, que solo se puede calificar de portentosa, dejó una duda en el aire antes del descanso.

Así fue. La segunda parte se inició con otro aire. Una frialdad heladora en el Madrid, como si de repente no conociera a nadie allí. Una frialdad que no se puede permitir y que fue agravada con una astracanad­a táctica que ya se había entrevisto: Casemiro como tercer central. Otros errores apuntados tomaron forma en ese instante: presión rota, soledad para romper de Guevara, espacio para Monreal, y un pase largo lo remató Portu con éxito para convertir la jugada y la defensa del Madrid en un futuro youtube de gente llegando tarde a todo.

Zidane cambió de inmediato, como

El Real Madrid salió muy frío después de la reanudació­n y Casemiro se retrasó

una inyección de adrenalina. La Liga estaba en juego y cambió la delantera por completo, extremos brasileños y centros para Hugo Duro en lugar de Mariano, lo que confirmaba un fracaso definitivo.

Pero el Madrid consistió en centros para Casemiro. Esa es la realidad del equipo. El que subió a ser delantero fue él. Esto remitía melancólic­amente (posibilida­d perdida con Marcelo en el banco) a aquel 3-5-2 que se probó en un par de partidos. En un sistema así, Casemiro sobresalía sobre la pareja Modric-Kroos para llegar más fácil al ataque. Casemiro empezó la primera parte siendo Ruggeri, un defensa más, y acabó siendo Hugo Sánchez, de rematador en el área. Extraño.

No es que sufriera mucho la Real, pero además se colocó con una defensa de cinco que dificultar­ía más los centros, único argumento del Madrid.

Sin embargo, Lucas consiguió dar un gran pase en el 88, para el remate y gol de Vinicius. Su empate denuncia su suplencia. No se puede ir a ganar la Liga sin gol y sin extremos.

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AFP
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EFE Zidane se equivocó al cambiar de estrategia en el segundo tiempo

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