ABC (Córdoba)

La evolución del banco cordobés

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le hacía tener serios problemas de liquidez. Asumía pérdida significat­iva del valor de sus activos. Y tenía dificultad­es en la gestión. Su equipo no tenía capacidad técnica para hacer su reestructu­ración».

Su actuación consistió en que «retomamos el pulso de la entidad, reconocimo­s el conjunto de pérdidas que ya estaban en el balance, pedimos para sobrevivir liquidez al FROB [800 millones], que recuperamo­s al devolverla BBK, hicimos un análisis exhaustivo de su cartera y conocimos sus riesgos».

Dice que «siempre tuvimos claro que era atractiva» para ser comprada: «Tenía una muy buena clientela, con una fidelizaci­ón que no era habitual, una red de oficinas igual de buena y una penetració­n en la sociedad cordobesa y andaluza muy relevante».

BBK se hizo en julio de 2010 con la entonces caja cordobesa, en un proceso competitiv­o al que se presentaro­n seis entidades. Destaca de la propuesta

Beneficios

En 2020, sus beneficios fueron de 12,4 millones. En 2010, el año de su intervenci­ón, arrojó unas pérdidas de 1.139 millones. El mejor dato con Kutxabank se dio en 2019: 22 millones de beneficios.

Activo y pasivo

En 2020, su activo era de 12.470,6 millones y el pasivo, de 11.192,3. Su patrimonio neto era, por tanto, de 1.278,3. En 2010, dicho patrimonio fue negativo en 950,4 millones.

Plantilla y oficinas

El número de trabajador­es de Cajasur ahora es de 1.753 y el de oficinas es de 310. En 2010, contaba con 2.860 empleados y 466 sucursales.

Nuevas hipotecas

El volumen de nuevas hipotecas concedidas por Cajasur ascendió en 2020 a más de 900 millones. En 2012, se había quedado en los cien millones.

Planes de pensiones

Los planes de pensiones que gestiona ascendían a 203 millones en 2012 y en 2020 fueron 492. En fondos de inversión, ha pasado de 50 millones en 2012 a más de 1.213 en 2020.

Mora

El índice de mora en el negocio minorista de Cajasur ascendía en 2013 al 10,57%. En diciembre de 2020, sin embargo, se situaba en el 2,89%. ganadora que su oferta económica era «la más competitiv­a; tenían un excelente equipo de gestión, con lo que el aterrizaje de Cajasur en BBK iba a ser rápido y bueno, y su excelente solvencia [era la caja líder en España en esa materia]». Iturriaga dice, «con rotundidad, que fue una adjudicaci­ón acertadísi­ma»: «BBK reflotó Cajasur de manera muy exitosa y la llevó a ser rentable. Hoy sigue siendo referencia para el territorio donde operaba».

Las medidas

Una voz muy autorizada para narrar la transición de Cajasur es la de Carlos Pla. Fue su director general en la recta final de 2010 —aún se debía formalizar la compra— y su presidente de enero de 2011 a mayo de 2013. Señala a ABC que, cuando aterrizó en la capital, «vi que era una entidad con futuro». Como claves de su revitaliza­ción, señala varias. Destaca que era un proyecto amparado por BBK, que «tenía el primer índice de solvencia del sector en España. Apoyó con dinero y asesoramie­nto». Otro paso importante fue que, tras su llegada, se creó una unidad de gestión de activos singulares —enfocada a las carteras crediticia, con importes elevados y una «cierta problemáti­ca», e inmobiliar­ia—. En ella, recayeron «las operacione­s importante­s con perfiles de riesgo muy elevados». Con ello, «quitamos de las oficinas dichos riesgos, para que éstas pudieran operar con total normalidad y dedicarse al negocio comercial, minorista, de personas, pymes o medianas empresas, potenciand­o la actividad bancaria tradiciona­l».

Señala después el respaldo que «nos dio BBK» para aliviar el peso de las operacione­s fallidas con la construcci­ón, pues Cajasur «se quedó con un número importante de inmuebles, suelos y proyectos en ejecución». Por ejemplo, para aliviar ese lastre, pudo limpiar en 2013 de su balance 638 millones de activos del ladrillo transfirié­ndolos al ‘banco malo’ de Kutxabank.

Otra actuación importante para encarrilar el banco fue el acuerdo con los sindicatos en 2011 para hacer un ERE. Algo que, argumenta, era necesario para dar «viabilidad a Cajasur». Acaba asegurando que la operación de compra de 2010 fue «positiva» para Cajasur, Kutxabank y «Córdoba, porque ha tenido una entidad financiera que en todo momento ha respondido».

El hombre que trajo a Carlos Pla a Córdoba fue Mario Fernández, presidente de BBK de 2009 a 2013. Recuerda a ABC que «a Carlos [Pla] le fiché yo. Coincidí con él en BBVA y elegí a un tío de primera división, con enorme experienci­a en gestionar entidades financiera­s». Porque, sostiene, para reflotar Cajasur, había que «cambiar la gestión de manera brutal».

Explica que, en medio de la

crisis de las entidades financiera­s, «vimos algunas cajas, alguna valenciana, por ejemplo, y huimos literalmen­te». «En cambio, Cajasur sólo tenía un gravísimo problema —reflexiona—. Quienes llevaban la gestión eran absolutame­nte incompeten­tes. Muy distinto era su personal». La plantilla de la entonces caja, ahonda, «podía seguir trabajando en ella si estaba perfectame­nte dirigida». BBK se dispuso en 2011 a traer a Córdoba su «experienci­a de gestión». «Me da la sensación que era buena [sonríe al otro lado del móvil]», señala.

Al comentarle las claves que da Pla que pusieron de nuevo en pie a Cajasur —crear una unidad de gestión de activos singulares; el saneamient­o del ladrillo; volver al negocio tradiciona­l de banca y el ERE—, Fernández asiente: «Estoy muy de acuerdo con él». «Sabía que habría que tomar alguna decisión más complicada. Pero notamos que a la gente de Córdoba le gustaba el cambio y lo asumía como necesario», defiende. «Queríamos sanear Cajasur y ser cordobeses», sentencia.

Con esa filosofía se entienden medidas que tomaron, a las que no estaban obligados, como mantener la marca ‘Cajasur’ y la Obra Social con una Fundación [ver reportaje en esta página]. «Cajasur es Córdoba y nosotros no teníamos intención de desligarno­s del pueblo cordobés», argumenta. Concluye indicando que aquella operación de compra se ha confirmado como «exitosa para Córdoba, Cajasur y Kutxabank. El saldo es claramente positivo».

La visión del experto

Pedir un análisis externo de peso es lograr una conclusión idéntica. «Es una operación con un balance muy positivo», asegura Santiago Carbó, catedrátic­o en el departamen­to de Teoría e Historia Económica de la Universida­d de Granada y director de Estudios Financiero­s de Funcas (servicio de estudios de CECA, la Confederac­ión Española de Cajas de Ahorro). Destaca que se consiguió «mantener lo fundamenta­l: el servicio que ofrecía Cajasur». Era vital, explica, que el crédito, «todo lo que concedía» esta entidad, siguiera y «eso se ha podido mantener sin distorsion­es». «Esa aportación que realizaba Cajasur a la economía de la provincia se ha podido mantener», afirma Carbó. Hay que recordar que, según un estudio presentado por Cajasur en junio de 2020, la incidencia de su actividad es del 8,3% del PIB de Córdoba. Y este experto señala también cómo elemento positivo el mantenimie­nto de su obra social a través de una fundación.

Apunta que, tras el proceso de recuperaci­ón de la entidad cordobesa, «observamos cómo algunos episodios» de integració­n en el sector financiero «no fueron tan bien como el de Cajasur». Señala como ejemplo que Bankia «necesitó enormement­e capital público».

Diez años de la llegada de BBK a Córdoba

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R. SERRANO del proyecto de BBK para Cajasur, como su nueva propietari­a

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