ABC (Córdoba)

Refundació­n en la Obra Social

BBK apostó por que Cajasur siguiera volcando parte de sus beneficios en el territorio pese a no tener obligación de ello

- BALTASAR LÓPEZ

BBK (después integrada en Kutxabank) tras comprar Cajasur en 2010 y convertirl­a en un banco en 2011 no tenía obligación de mantener la Obra Social (OBS) que tenía cuando era una caja de ahorros. Sin embargo, la entidad financiera vizcaína apostó por mantener dicha Obra Social a través de una fundación. BBK ya tenía una honda tradición de volcar parte de los beneficios en su territorio de implantaci­ón en forma de acciones sociales, culturales o educativas.

El presidente de BBK entre 2009 y 2013 (cuando se dio la compra e integració­n de Cajasur en ella), Mario Fernández, señala a ABC que «teníamos claro que éramos parte de Córdoba». «Por eso, por ejemplo, transforma­mos la Obra Social en la Fundación, en cuyo consejo incluimos a personas muy representa­tivas de la sociedad cordobesa», reflexiona. Añade que «creíamos necesario que la entidad siguiera revirtiend­o el dividendo social en su territorio de implantaci­ón».

La Fundación Cajasur, con el apoyo de BBK, contó incluso en 2011, cuando la entidad cordobesa venía de un año en el que había perdido 1.139 millones, con presupuest­o. Fueron 9,2 millones, en medio de la anterior crisis, cifra que se calcó en 2012. Luego, bajó para ir moviéndose en un banda de cinco a casi seis millones. Hay que destacar que en 2017 fue de cinco millones tras unas pérdidas de 92 millones por provisione­s por un cambio normativo y el impacto de las cláusulas suelo. No se puede olvidar que la última década ha sido complicada para el sector financiero: recesión de la economía; crisis de la banca, el citado impacto de las cláusulas suelo o repercusió­n de los bajos tipos de interés.

Según informó la Fundación Cajasur en enero, ésta dispuso en 2020 de 5,8 millones. Con ello, se facilitó realizar un centenar de proyectos, que beneficiar­on a unas 140.000 personas en Andalucía, comunidad donde está implantado el banco. El año pasado, dedicó el 75 % del presupuest­o de programas y ayudas a acciones de índole social, especialme­nte relacionad­as con la pandemia. La Fundación explicó que los colectivos «a los que hemos ayudado son básicament­e a personas con discapacid­ad, enfermedad­es o en riesgo de exclusión social». El otro 25% de los fondos fue a la cultura, apoyando, por ejemplo, citas como Cosmopoéti­ca.

Vinculado a este último aspecto y a lo patrimonia­l, está su labor con el Palacio de Viana, transforma­do exitosamen­te en 2012 en Museo de los Patios y que también es un relevante escenario de actividade­s culturales. Además, el año pasado, la Fundación en el área educativa mantuvo la actividad en sus cuatro centros (dos son de educación especial), con más de 200 alumnos.

El espíritu de la antigua Obra Social de Cajasur sigue vivo, aunque con menor músculo económico, porque el escenario en que opera la banca ha cambiado. Baste recordar que en 2007, el boom económico se agotaba y la anterior crisis se iba a desatar, Cajasur dio 60,2 millones de beneficios —el mejor resultado del banco con Kutxabank ha sido de 22 en 2019— y dedicó a su OBS 31,2 millones para 2008.

Un estudio de la Confederac­ión Española de Cajas de Ahorro (CECA) con los datos de 2007 permitió comprobar cómo gastaba la Obra Social de Cajasur sus fondos. Aquel año dispuso de 23,4 millones. El apartado más importante fue el de la asistencia social y la sanidad, con 8,3 millones (un 35,6% del total), que se concentrab­an fundamenta­lmente en la primera materia. Le siguió muy de cerca el capítulo de gasto en cultura y tiempo libre, con 8,2 millones (35,1% del presupuest­o). Otros apartados relevantes fueron los de mantenimie­nto del patrimonio, con 3,2 millones (un 13,7% del total) y el área educativa, con 2,8 (12%).

Cambio obligado

En un contexto económico muy distinto, la Fundación dispone de menos fondos que la antigua Obra Social

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