CANDIDATO DE PODEMOS
El resto en Madrid. Iglesias asume personalmente la candidatura de Podemos para asegurar su representación, movilizar e intentar desbancar al PP. pación ya que los sondeos no apuntan un crecimiento claro. Incluso algunas muestran lo contrario. En Más Madrid, por ejemplo, creen que las tres candidaturas representan perfiles «muy distintos». Pueden abarcar desde «el centro hasta los electores más de izquierdas», diferenciando en esta última categoría a electores de una izquierda «más clásica» en la que reconocen que «Pablo Iglesias compite bien» y otra con más capacidad de arrebatar votantes jóvenes al PSOE donde se ven superiores. «Nunca en Madrid las candidaturas alternativas al PP han representado un espacio tan amplio», reflexionan.
Una participación alta y la eventual caída de Vox por debajo del 5 por ciento son las bazas a las que se aferra la izquierda para arrebatar Madrid al PP. Pero sin la combinación de ambos factores la empresa se antoja muy complicada. Existe además «mucha incertidumbre» por el comportamiento electoral en un martes.
Y como última pieza de este puzzle entra en juego Ciudadanos. La sensación generalizada es que finalmente no logrará representación. Pero tanto el PSOE como Más Madrid ya han abierto sus puertas a futuros acuerdos si la mayoría depende de los diputados que consigan. Los de Inés Arrimadas
Un mes para el 4-M
En la izquierda fantasean con que Vox no rebase el 5% del voto y que Díaz Ayuso no sume mayoría
pretenden que la candidatura de Edmundo Bal ejerza de revulsivo y que se refleje en las encuestas según se acerque la campaña.
Difícil para el centro
Cs es consciente de que en el caso de alcanzar ese cinco por ciento tienen muchas opciones de ser determinantes en la Asamblea de Madrid. Y por eso dirigen todos sus mensajes hacia los madrileños más moderados que huyen de las posiciones más extremas de ambos lados del espectro político. Ayer en el municipio de Chinchón, Bal apeló a su formación como la única capaz de garantizar la «unión» de todos los madrileños, piensen lo que piensen y voten a quien voten.
Para Cs, Madrid supone un examen de viabilidad como proyecto autónomo en esa apuesta por el centro que trata de salvar Arrimadas. Bal por ahora hace equilibrios con Díaz Ayuso, a quien reprochan haber roto el Gobierno regional y dejado en el aire multitud de proyectos, pero con quien se abre a pactar ante la posibilidad de que sumen solos PP y Cs –siempre que Cs entre en la Asamblea de Madrid–. La suma con la izquierda es más complicada, ante la más que probable dependencia de Más Madrid y de Podemos.