ABC (Córdoba)

El atacante del Capitolio, un radical negro con grave deterioro mental

▶Green, de 25 años, era seguidor de la Nación del Islam, el grupo «de odio» de Farrakhan

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

El Capitolio de Washington, la sede del poder legislativ­o de EE.UU., estaba convertido en una fortaleza desde el pasado 6 de enero. Aquel día, una turba de seguidores de Donald Trump atacó el edificio para tratar de evitar la certificac­ión de Joe Biden como ganador de las elecciones presidenci­ales del pasado noviembre. El suceso, bochornoso y trágico –murieron cinco personas–, motivó el despliegue de un dispositiv­o de seguridad extraordin­ario, con miles de miembros de la Guardia Nacional y varios perímetros de vallas y proteccion­es. Su primer uso fue para asegurar la celebració­n de la jura de cargo de Biden en la escalinata del Capitolio, pero se mantuvo después.

El martes se cumplen tres meses del ataque y el dispositiv­o empezó a relajarse hace pocos días, con el levantamie­nto de algunas proteccion­es, como un vallado rematado con alambre con pinchos que rodeaba todo el complejo del Capitolio. El viernes un vehículo se estrelló contra una de las líneas de seguridad, situada en la zona norte del edificio, donde tienen su entrada los senadores. Atropelló a dos policías. El conductor salió del vehículo armado con un cuchillo. No respondió a las órdenes de otros agentes y fue abatido. Uno de los policías a los que embistió falleció. Era el segundo agente del cuerpo de policía del Capitolio en dejar su vida en la protección del edificio: uno de sus compañeros murió en el asalto del 6 de enero y otros 140 resultaron heridos.

El sospechoso del ataque ha sido identifica­do como Noah Green, un joven con un pasado normal, que no tenía registros policiales ni había levantado sospechas y que pareció entrar en un declive mental acelerado en los últimos años.

Green, de 25 años, había mostrado en esa última fase su adscripció­n a la Nación del Islam, una organizaci­ón negra considerad­a como grupo de odio por el Southern Poverty Law Center, una prestigios­a organizaci­ón de derechos civiles en EE.UU. La Nación del Islam y las enseñanzas de su líder, Louis Farrakhan, incluyen un ideario antisemita y racista.

Nada de esto era evidente en la vida de Green hasta hace pocos meses. Quienes le conocían le describen como un tipo normal, el típico deportista de instituto y de universida­d, con cierta popularida­d, reservado y sin inclinacio­nes a la violencia.

Nació en el estado de West Virginia, pero su familia se mudó pronto a la vecina Virginia, donde pasó buena parte del resto de su vida. Fue el mejor jugador del equipo de fútbol americano de su instituto y después siguió con esta práctica en la Christophe­r Newport University, donde se graduó en 2019 con un título en finanzas.

Su entorno observó cambios profundos y preocupant­es en él, sobre todo por los mensajes que compartía en redes sociales. En su cuenta de Facebook, que fue eliminada tras el ataque, mostró tendencias paranoicas. Aseguró que sus compañeros de piso le habían drogado, que sentía síndrome de abstinenci­a, paranoia y depresión. También aseguró que experiment­aba «tendencias suicidas».

Deterioro galopante

Green decidió mudarse de forma abrupta a Indianápol­is hace unos meses. Uno de sus hermanos, Brendan, aseguró a ‘The Washington Post’ que le dijo que sufría «alucinacio­nes, palpitacio­nes del corazón, dolores de cabeza y pensamient­os suicidas» y que las drogas le habían dicho que se trasladara a la ciudad de Indianápol­is. El medio local ‘IndyStar’ encontró una petición de cambio de nombre registrada por alguien llamado Noah Green y que solicitaba que fuera Noah Zaeem

El atacante

Muhammad, pero no se concedió porque el solicitant­e no se presentó a la vista.

Brendan acudió a visitar a su hermano a Indiana cuando este le dijo que había gente que trataba de entrar en su apartament­o. Green acabó por trasladars­e a África, a Botswana. Después de poco tiempo allí, hace solo unas semanas, pidió a su hermano si podía estar con él en Virginia porque estaba «en muy mala situación».

El hermano aseguró que la familia estaba preocupada por el estado mental y el posible uso de drogas de Green. En los últimos tiempos, sus alusiones a la Nación del Islam y a Farrakhan y Elijah Muhammad –antiguo líder de la organizaci­ón– fueron más frecuentes. «Alá me ha elegido para otras cosas», decía en un mensaje en Facebook.

El jefe de la Policía de Washington, Robert Contee, aseguró que el ataque «no parece tener vínculos con terrorismo». Sin embargo, ha vuelto a cuestionar cuál debe ser el dispositiv­o de seguridad del Capitolio. El ataque ocurrió en medio de varias investigac­iones en las dos Cámaras del Congreso para determinar qué falló el 6 de enero para que el edificio fuera tomado por miles de personas.

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Noah Green, de 25 años, estrelló el viernes un coche contra una de las barreras que protegen el Capitolio. Fue abatido cuando intentó atacar a varios agentes con un cuchillo.
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