ABC (Córdoba)

Medina Alzahira Claves para un enigma

La ciudad de Almanzor nunca fue hallada y la estructura hallada en Turruñuelo­s es una firme candidata

- MANUEL RAMOS

n el año 1956 un avión de las fuerzas aéreas norteameri­canas sobrevolab­a los cielos de Córdoba tomando diversas fotografía­s. Al rebasar la zona de Turruñuelo­s, junto a la carretera de Trassierra, la cámara capta unas misteriosa­s líneas que se harán más nítidas en vuelos posteriore­s y que aún podemos observar con toda claridad a través de Google Earth.

La sorprenden­te imagen —que alguien con ingenio bautiza como la versión cordobesa de las ‘Líneas de Nazca’— muestra la existencia bajo tierra de una estructura rectangula­r con enormes muros y sorprenden­tes dimensione­s, con un lado mayor de 573 metros y uno menor de 430; en total más de veinte hectáreas de terreno.

¿Podría tratarse de Medina Alzahira, la ‘Ciudad brillante’ de Almanzor que compitió en lujo y opulencia con la misma Medina Azahara...?

Esta hipótesis nunca fue tomada en cuenta por arqueólogo­s e historiado­res en la creencia de que Medina Alzahira se levantó al otro extremo de Córdoba, al este de la medina, basándose en la literalida­d de ciertos textos antiguos. Por ello, para los restos aparecidos en Turruñuelo­s se formularon diversas teorías diferentes, como que en realidad se trataba del cuartel general del ejército califal o incluso del primer palacio omeya: la Arruzafa.

A pesar de todo, aquella posibilida­d existía y la hipótesis parecía coger forma una vez que salió a la luz toda una ciudad que había permanecid­o enterrada durante mil años. Con motivo de la construcci­ón de la llamada Ronda Oeste (o de Poniente) y de la urbanizaci­ón de todos sus aledaños, miles de casas, palacios, almunias, zocos, baños y mezquitas se volvieron a hacer visibles durante unos meses para todos los cordobeses.

Se nos dijo entonces que aquella ‘ciudad’ eran los arrabales occidental­es de Córdoba citados en las fuentes. Sin embargo, la arqueologí­a acotaba y hacía coincidir aquellos restos con el periodo álgido de Córdoba, con la corta vida de Medina Alzahira de 30 años, del año 978 al 1009, año este último en el que fue saqueada, incendiada y destruida.

«Construyó Almanzor un fuerte alcázar […]. La construcci­ón fue espaciosa y tuvo cuidado de extenderla por el llano sobre una basta superficie». ¡Cómo recordaban estas palabras de Al -Maqqari lo que todos los cordobeses pudimos contemplar un tiempo! ¡Un fuerte alcázar y una ciudad que se extendía a sus pies! También las crónicas contaban que Alzahira fue levantada entre dos ríos o arroyos, y Turruñuelo­s también cumplía esta condición: el arroyo de los Nogales al oeste y el Rodadero de los Lobos, al este.

La ‘Quinta Avenida’

Desde la construcci­ón de Medina Azahara, en torno al año 936, la ciudad de Córdoba comenzó a expandirse por el noroeste al encuentro de la nueva capital y sede del califato independie­nte. Aquel sector, el llamado hoy Camino de los Nogales, se convirtió en una especie de ‘Quinta Avenida’ plagada de fastuosos palacios y almunias donde residía lo más granado de la Córdoba de los Omeya. Allí estaba el barrio de la Arruzafa, donde vivían personalid­ades tan importante­s como el primer ministro de Alhaken II, Yaffar al Mushafi y los principale­s jefes bereberes traídos por Almanzor desde el norte de África. Y como no, a medida que comienza a escalar puestos en el escalafón, el mismo Almanzor construye allí su almunia, Amiriya, «un magnífico palacio donde vivía con lujo fastuoso, casi regio».

Aquel sector norocciden­tal, o lo que aún quedaba libre en su época, sería el sitio más lógico para que el caudillo, una vez que asciende al cargo de ‘hayib’ o primer ministro, erigiese su ciudad. Pudo ser perfectame­nte la zona plagada de palacios que cita la crónica de Ibn Idart: «Eligió como emplazamie­nto para la ciudad Medina Alzahira un lugar notable por sus espléndido­s alcázares…». Es más, sería lógico pensar que el germen de Alzahira fuese su primitiva almunia. Así parece deducirse de ciertos escritos que las identifica­n, entre ellos, el de Adh Dabi: «Quasur Zahiriyya [el Alcázar de Zahira], y él es la almunia conocía como Amiriya», razón por la que ambas construcci­ones estarían en el mismo lugar.

Sabido es que Almanzor estuvo obsesionad­o con hacer lo que un califa pero sin serlo; dejó aislado, encerrado en Medina Azahara al verdadero califa Hixén II, impidiendo que llegasen hasta él noticias y embajadas. Entonces, ¿qué sentido habría tenido desplazars­e al este de Córdoba, donde no había nada ni nadie importante? ¿Qué mejor emplazamie­nto que Turruñuelo­s, el más alto, en las faldas de la sierra, lugar teóricamen­te reservado a la realeza, si Almanzor quiso imitar a los califas y con su megaproyec­to reivindica­r su propia dinastía? ¿Qué mejor sitio que aquél para aprovechar las canteras allí existentes y los acueductos de época romana que seguían trayendo el agua de la Sierra?¿Qué mejor sitio para estar cerca de sus tropas bereberes y de la gente influyente?.

No habría en principio ninguna razón, ni política, ni militar, ni práctica, que justificar­a que Almanzor levantase Alzahira en el otro extremo de la ciudad,

al este, hecho que, por otra parte, hasta la fecha la arqueologí­a tampoco refrenda con certeza. En aquel punto cardinal no aparece casi nada, y por supuesto, nada que nos hable del lujo y opulencia, de aquel cénit urbanístic­o alcanzado en tiempos de Almanzor.

De cualquier forma, aparte de lo dicho, esta nueva hipótesis que expongo hoy en ABC podría contar con el apoyo de un dato objetivo: la ‘parasanga’. Relataba el jurista y cadí Iyad Ibn Musa (1083–1149) —según la traducción de María Luisa Ávila Navarro—, que se midió la distancia que existía entre la mezquita de Medina Azahara y la de Alzahíra cuando Almanzor quiso que la oración del viernes se celebrase en la última, en vez de celebrarse como se hacía en esos momentos en la de Azahara.

Dice la crónica que el resultado de la medición fue de una ‘parasanga’ aun

El vuelo americano de los 50 encontró rastros de un gran complejo que abarcaba una enorme superficie

La lectura literal de fuentes escritas ha apostado siempre por la ubicación en la zona Este de Córdoba

que fuera por el camino más largo. Según el diccionari­o, la parasanga es una medida utilizada por los antiguos persas que equivale aproximada­mente a una legua, esto es, alrededor de 4.000 metros, que es la distancia que precisamen­te existe entre Turruñuelo­s y la mezquita de Azahara en línea recta. ¿Coincidenc­ia...?

Pero el mismo texto parece seguir dando pistas o claves para la localizaci­ón de la ciudad, refiriéndo­se a los alfaquíes y vecinos de esa Mezquita de Alzahira expresamen­te como «habitantes del Arrabal oriental», porque precisamen­te estaba situado al este u oriente de Azahara. Así pues, parece que la clave para encontrar Alzahira podría estar más que en el punto cardinal en sí, en el punto de referencia utilizado por el cronista. ¿Y si aquel punto de referencia fuese en realidad la propia Medina Azahara en lugar de Córdoba...?

Recordemos brevemente que aquella ciudad palatina se convirtió en la nueva sede del poder político y administra­tivo, y a veces, hasta religioso, al disponer de su propia mezquita aljama. Paralelame­nte, el espacio amurallado de Córdoba, la antigua medina, quedó vaciada de contenido y tratada como arrabal más. De tal forma parece

Vista aérea de Turruñuelo­s con las líneas marcadas considerar­la el geógrafo Ibn Baskuwal en su relación de los arrabales de Córdoba, citando entre los orientales, además de Alzahira, el ‘arrabal de la Medina Antigua’.

Pero existen otros textos que parecen apoyar nuestra hipótesis. En tal sentido, Ibn Sahib narra la llegada del emir almohade Almumin a Córdoba en 1180, acampando antes de entrar en la ciudad en la montaña llamada Fahs al Suradiq, «la que domina las torres del solar de Medina Alzahira». Es lógico pensar que viniendo desde Sevilla, esta meseta desde donde se divisaba la antigua ciudad de Almanzor se encontrarí­a al oeste de Córdoba.

Y hablando de referentes topográfic­os, los defensores de la tesis tradiciona­l señalan que el mismo nombre de las Quemadas podría ser indicativo y hacer referencia al triste final de Alzahira. Los que recienteme­nte apoyan que se podría encontrar más al sur, en la zona del Arenal, también citan cierto escrito que sitúa Alzahira en un lugar llamado ‘al-ramla’, que significa en árabe precisamen­te «el arenal». ¿Pero nos hemos parado a pensar qué significa y de dónde procede Turruñuelo­s...? Terrón, tierra, arena, arenal…

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