Sánchez era Redondo
Ha tenido que echar a su ya exjefe de Gabinete para que veamos que todo era idea suya. Y que la crisis ha acabado gracias a su talento. ¡Que pregunten a autónomos y parados!
RIMER gran acto propagandístico del nuevo equipo del Gobierno Sánchez, con el propio Pedro de único protagonista. Y es que... «España, puede». ¡Ah no! que ya no está Harpo Iglesias en el Ejecutivo de coalición, que ahora el elocuente lema era de propiedad absoluta de Groucho Sánchez: «Una recuperación justa». ¿Perdón? ¿Es que puede ser injusta para alguien? Las dichosas frases hechas de contenido absurdo... El caso es que el presidente presentó ayer, en Madrid –un Madrid que, mientras, anuncia que baja impuestos, ¿ven? «Sí se puede»–, rodeado de ministros, primeros espadas del mundo empresarial, sindical y periodistas –sin poder hacer preguntas, para no perder las feas costumbres– la agenda del próximo curso político en el que destacó, tras 40 insufribles minutos de mucho ‘nadismo’, tres objetivos principales: continuar con la campaña de vacunación que roza –dijo– el 70% de población con la pauta completa; la susodicha «recuperación justa» que
Pllegue a toda la población; y, como anuncia siempre, modernizar España gracias al maná europeo. Pues una tontería sin importancia presidente: Bruselas estará vigilando y vigilante, desde dentro, por cierto, y si no cumple no llegará más parné. Aunque para rematar la burbuja en la que vive el sujeto y, por desgracia, en la que nos obliga a vivir al resto de españoles, apeló a la lealtad a la Constitución, ¡el que ha indultado a los independentistas!
¿Sensaciones? El ‘bla, bla, bla’ de siempre. Pero a más, cual parodia de los hermanos Marx en su diálogo surrealista en ‘Una noche en la ópera’ –cuando Groucho lee un contrato con su representante (Harpo): «La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte...»– aunque en monólogo. Porque todo es Sánchez. Ayer, hoy y mañana. Él, y solo él. Lo que demuestra que los actos propagandísticos no eran obra de su delfín, su ya exjefe de Gabinete, Iván Redondo, al que ha tenido que echar para darnos cuenta de que todo era idea del propio presidente resiliente. Ese que el año pasado decía que habíamos derrotado al virus y que estábamos fenomenal y ayer decía que hace un año estábamos fatal y ahora hemos derrotado al virus. Vamos, que hemos dejado la crisis atrás gracias a su talento... O es que ¿incluso para algunos no ha habido ni crisis? ¡Anda ya! Pues será para los que tienen mucha pasta o los que la gestionan. Que pregunten a los miles y miles de parados o de autónomos y empresarios que han tenido que cerrar o prescindir de los empleados que tenían porque no pueden pagar –ni van a poder pagar a nuevos porque subirán, otra vez, el salario mínimo, anuncio estrella de la propaganda de ayer–, mientras no deja de subir la luz que todo lo mueve para seguir abiertos. «Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente». Palabra de Groucho, Marx, no Sánchez.