EE.UU. dice ahora que podría colaborar con los talibanes contra Daesh
▶ El jefe del Estado Mayor Conjunto dice que el mayor enemigo ahora mismo son los yihadistas
EL secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, ayer en rueda de prensa
El jefe de la cúpula militar estadounidense dijo recientemente que es posible que Estados Unidos acabe coordinándose con los talibanes en la lucha contra el grupo yihadista Daesh (Estado Islámico). Estas declaraciones marcan la culminación de un drástico giro en la política de alianzas militares del Pentágono, tras el final de los 20 años de guerra en Afganistán.
Hasta hace apenas unos días, Washington estaba nominalmente en guerra con los talibanes, a los que derrocó en 2001 tras los atentados del 11-S. Ahora, no sólo ha pactado con ellos la evacuación de Kabul, dándoles incluso datos de ciudadanos estadounidenses, sino que los considera un posible aliado en la guerra contra nuevos grupos yihadistas. Según dijo este miércoles el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto en rueda de prensa en el Pentágono, «es posible» que esa coordinación se lleve a cabo. «No sabemos cuál es el futuro de los talibanes, pero puedo decirles por experiencia personal que en el pasado han demostrado ser un grupo muy despiadado, y aún está por verse si cambiarán o no». «En la guerra, haces lo que debes», dijo Milley, aunque esto, añadió, «no sea lo que necesariamente quieres hacer».
El enemigo común
En realidad, EE.UU. y los talibanes comparten una amenaza común que es Daesh, grupo responsable de un atentado en el aeropuerto de Kabul la semana pasada que mató a trece soldados estadounidenses y unos 180 civiles. Esto es algo que el presidente Joe Biden ha repetido en numerosas comparecencias públicas recientemente.
La misión diplomática de EE.UU. ha sido trasladada desde Kabul a Doha, la capital de Qatar. La Casa Blanca no ha dicho si tiene intención de tener relaciones diplomáticas con el nuevo ‘emirato’ afgano, tras el derrumbe del anterior gobierno y la rendición de las Fuerzas Armadas afganas.
En realidad Washington ha mantenido contacto con los talibanes desde 2019 por decisión de Donald Trump, que hasta llegó a invitar a los islamistas a la residencia presidencial de Camp David, aunque al final ese viaje se truncó por un atentado mortal en Kabul. La retirada final cumple una promesa de Trump que heredó Biden: poner fin a lo que ambos habían calificado de «guerra eterna», que comenzó en respuesta a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Según dijo Biden recientemente, la guerra de Afganistán debería haber terminado hace 10 años, cuando Osama bin Laden murió a manos de las fuerzas especiales de EE.UU. en Pakistán. Entonces, Biden era vicepresidente en el primer mandato de Barack Obama. Este dio la guerra de Afganistán por acabada no una sino dos veces, pero no cumplió su palabra.
«Era hora de poner fin a esta guerra», dijo Biden en un enardecido discurso el martes. «No iba a prolongar una guerra eterna y hacer de la salida una salida también eterna», añadió desde la Casa Blanca.
Horas antes había culminado la evacuación de Kabul, con la extracción de más de 120.000 civiles afganos y 6.000 ciudadanos estadounidenses.
Ahora, es probable que varias comisiones del Capitolio abran vistas orales para dilucidar cómo se decidió la retirada y cómo se ejecutó.
El líder de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, el diputado californiano Kevin McCarthy, describió el martes la retirada de Afganistán como «probablemente el mayor fracaso del Gobierno estadounidense en un escenario militar». «Nunca podemos volver a cometer este error», dijo McCarthy.
Lo cierto es que el plan de esta Administración, después de declarar su intención de retirar todas las tropas de combate, era mantener abierta la embajada norteamericana en Kabul, con un contingente de 650 soldados estadounidenses que aseguraría además el aeropuerto.
Biden planeaba además dar al ahora desaparecido Gobierno afgano miles de millones más para seguir entrenando y equipando a su Ejército. Hasta la retirada, y desde 2001, EE.UU. dio a Afganistán un billón de dólares para formar y armar a sus tropas, que huyeron o se entregaron a los talibanes hace dos semanas. Se estima que eran unos 300.000 uniformados.
Biden y los generales estadounidenses, incluido Milley, han dicho que su prioridad será combatir el terrorismo, lo que probablemente harán con ataques con misiles desde aviones no tripulados o «drones».
Al Qaida ha quedado diezmada tras tantos años de guerra, pero por el contrario Daesh se ha reforzado en Afganistán, además de en otros países musulmanes. Allí es cierto, como apunta Biden, que se ha enfrentado no sólo a los Estados Unidos, sino también a los talibanes, a los que considera enemigos.
La prioridad será combatir el yihadismo con ataques con misiles desde aviones no tripulados, lo que se conoce como ‘drones’