ABC (Córdoba)

Vínculo atlántico

Sin la colaboraci­ón activa de Washington, el despliegue internacio­nal de fuerzas europeas es mucho más costoso y su eficacia más limitada

- JOSÉ M. DE AREILZA

a caótica retirada de Afganistán ha dejado maltrecha una relación transatlán­tica que aún no había sido restaurada por completo con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. La ausencia de consultas y de coordinaci­ón entre Estados Unidos y sus aliados europeos ha quedado muy patente. Biden ha considerad­o un éxito poder salir del país de cualquier modo y poner fin a una guerra de veinte años. La doctrina Biden es una continuaci­ón extrema del realismo de Barack Obama, que le llevó ante muchas crisis a «liderar desde atrás», para poner toda la atención en el auge de China. No está claro si el ahorro de recursos por parte de Estados Unidos compensa la mayor influencia del régimen de Pekín en Kabul.

Por parte europea, Carl Bildt ha explicado con lucidez cómo el peso financiero y operativo de la puesta en pie de un estado afgano viable y libre de corrupción había recaído sobre los europeos, mientras que Estados Unidos, bajo distintos presidente­s, garantizab­a la ocupación militar. Josep Borrell, por su parte, ha puesto el dedo en la llaga al reclamar la creación de un ejército europeo. La falta de capacidade­s en seguridad y defensa de nuestro continente se debe a una mentalidad pacifista muy extendida, que no reconoce las amenazas a nuestros intereses y valores y no quiere dotarse de los medios imprescind­ibles para protegerlo­s.

Afganistán debe volver a poner la defensa europea y su proyección global en lo más alto de la agenda. Pero una estrecha cooperació­n transatlán­tica seguirá siendo del todo imprescind­ible. Los europeos somos los aliados indispensa­bles de Estados Unidos, aunque no los únicos. Sin la colaboraci­ón activa de Washington, el despliegue internacio­nal de fuerzas europeas es mucho más costoso y su eficacia más limitada. Las dos orillas del Atlántico compartimo­s la misma concepción sobre la dignidad de la persona y sus libertades. También hacemos frente a una idéntica amenaza interna populista y al reto externo de la expansión global china. A pesar de la desconfian­za reciente, agudizada por la crisis de Afganistán, el mejor camino es volver a tender puentes sobre el Atlántico.

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