ABC (Córdoba)

Carlos Alcaraz: «Voy a seguir siendo el mismo chico»

▶ Lesionado en su duelo de cuartos, se va de Nueva York dando un enorme salto de calidad

- JAVIER ANSORENA NUEVA YORK

Carlos Alcaraz cumplió 18 años el pasado 5 de mayo, pero la mayoría de edad en el tenis le ha llegado en esta edición del US Open. Dijo adiós en la noche del martes –madrugada de ayer en España– de manera imprevista y dramática: por una lesión en el aductor derecho. Le había dado problemas durante buena parte del torneo y, en cuartos de final, en medio del partido contra Felix Auger-Aliassime, ya no le permitió seguir.

Era un mazazo para el murciano, inédito en las segundas semanas de los grandes y que tenía una oportunida­d de oro para crecer todavía más. En un torneo con ausencias notables (Nadal, Federer, Thiem), tenía en su mano la posibilida­d de meterse en la semifinal de Nueva York, algo que ni los más optimistas podían prever.

Pero, a pesar de la retirada, e incluso con una posible derrota frente a Auger-Aliassime (a sus 21 años ya es el número 15 del mundo y en Wimbledon doblegó a Alex Zverev), el paso por Nueva York es transforma­dor para Alcaraz.

«Voy a seguir siendo el mismo chico», dijo cerca de la medianoche, tras su derrota, al explicar cómo encaja la atención tremenda que ha recibido estos días. Su victoria en tercera ronda frente a Stefanos Tsitsipas, número tres del mundo, le colocó como la nueva sensación del tenis mundial. De él hablaban desde ‘The New York Times’ a la ‘ESPN’ y exjugadore­s, analistas y compañeros destacaban con asombro de su juego y de su potencial.

Alcaraz seguirá siendo el mismo chico, pero, con probabilid­ad, no será el mismo tenista. «Estos partidos me dan mucha experienci­a, me han hecho madurar mucho», dijo sobre su desempeño en las pistas de Flushing Meadows. De Alcaraz como promesa se habla desde hace años en el tenis español. Pero de Nueva York sale consolidad­o. Ha demostrado que no se achica en Arthur Ashe, la central del torneo, el mayor estadio del circuito de tenis, y el más pasional y bullanguer­o. Ha sabido jugar con insolencia frente a un favorito como Tsitsipas y controlar los nervios cuando el favorito era él, como le ocurrió en octavos contra Peter Gojowczyk.

Y ha mostrado que tiene un tenis de gran potencial: una derecha violenta, solidez en el juego de fondo de pista, capacidad de cambiar el ritmo con dejadas y calidad para ‘passings’ y globos cuando los requiere. Tiene mucho margen de mejora en el saque y en la red.

En Nueva York ha quedado claro que todavía le cuesta afrontar partidos de cinco sets. «Es muy duro», reconoció el tenista, que requirió de la asistencia del fisio en los tres últimos partidos. Pero aseguró que está muy contento de haberse enfrentado a situacione­s que no ha vivido nunca «y afrontarla­s con la mayor valentía».

Su experienci­a en Nueva York remata un curso de gran crecimient­o. Empezó como el 141 del mundo y se va como el 38. Ha ganado un torneo (Umag), se ha metido en semifinale­s de otro (Winston-Salem), se ha medido contra grandes (Tsitsipas, Zverev, Nadal) y ha cautivado a la afición en el US Open. Ahora le toca cuidarse y demostrar que su paso por la Gran Manzana es solo el comienzo. Tiene todo el tiempo del mundo.

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