ABC (Córdoba)

Patriotism­o constituci­onal

Patria y Constituci­ón, como nos recordaba Carlos Lesmes, deben ser una y la misma cosa

- EL RECUADRO ANTONIO BURGOS

NO sé si será correcto, y me importa un rábano que no lo sea, pero como otros de clubes de fútbol, de toreros o de cantantes, me declaro partidario del magistrado don Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo. Su discurso del otro día en la apertura del Año Judicial bajo la presidenci­a del Rey fue modélico. Con todo respeto y sin ánimos de señalar, pero sí de mentar las cosas de modo que todo el mundo sabía por dónde iba, le pegó un repaso bastante elegante y justo a los partidos políticos. A todos. No se libró nadie, salvo los que creen que las críticas siempre son a otros, no a uno. Y citó un concepto que falta nos hace y que he visto anteriorme­nte muchas veces enunciado, aunque con otros fines, partidista­s e interesado­s, por supuesto: el «patriotism­o constituci­onal». Bien faltos que estamos en España de patriotism­o constituci­onal, porque cuando es patriotism­o, no suele serlo constituci­onal, sino casi golpista, y cuando es constituci­onal, no suele ser patriotism­o, sino separatism­o.

El concepto de ‘patriotism­o constituci­onal’ dicen que lo acuñó el alemán Dolf Stemberg en 1979 y que divulgó y difundió en los años 80 el filosofo Jürgen Habermas. Aquí se cita mucho, pero a la vista está que muy pocos lo practican y lo llevan a la realidad de la acción política. Como la misma palabra ‘España’, según denunciaba Alfonso Guerra, parece que la voz y, sobre todo, el sentimient­o del patriotism­o es algo facha, cuando no franquista, en esta nación que hace franquista­s hasta a los Reyes Católicos y a su escudo de la unidad nacional de todos los reinos.

Aquí ocurre algo muy curioso. No sólo no hay patriotism­o, y está mal vista la defensa de España y de sus valores históricos y por supuesto la Constituci­ón de 1978, sino que, empezando por el Gobierno, se lleva bastante atacar y destruir cuando suena a nación y suena a Constituci­ón. Los más respetable­s y sagrados símbolos de la Patria, recogidos y reconocido­s por la Constituci­ón, son tomados por el pito de un sereno, empezando por la propia forma de Estado en la Institució­n Monárquica, para seguir con las personas reales y continuar con la ‘indisolubl­e unidad de la Nación española, patria común e indivisibl­e de todos los españoles’, en la que precisamen­te se fundamenta la Carta Magna. Cuanto más pones en duda todos estos valores constituci­onales, más progresist­a eres. Pero no desde cualquier lado, desde la barra del ‘modernísim­o bar’, como cantaba el pasodoble publicitar­io del coñac Fundador, sino desde el propio Gobierno, cuya parte podemita ha llegado a convocar a los ciudadanos para que se echen a la calle para protestar contra una decisión del Consejo de Ministros del que ellos forman parte. La caraba en bicicleta. Y si es los nacionalis­mos, sí, son muy patriotas... pero sólo de sus propios territorio­s, que quieren separar de la Patria común. Patria y Constituci­ón, pues, como nos recordaba Carlos Lesmes, deben ser una y la misma cosa. Algo que muchos olvidan y que si te lo oyen decir te llaman facha, como me imagino que es Lesmes, completame­nte facha.

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