«Sé que mi caso es raro y por eso vacuné a mi hijo»
Una mujer de 47 años ingresa en el Hospital Quirón Salud de Córdoba el pasado mes de junio apenas tres días después de recibir la primera vacuna de Pfizer contra el Sars-CoV-2 en Córdoba. Presenta dolor abdominal y color oscuro en la orina. Su piel, amarillenta. El juicio clínico tras numerosas pruebas diagnósticas —entre ellas una biopsia del hígado— y veinte días de hospitalización es «hepatitis aguda clestásica secundaria a vacunación Pfizer frente al Sars-CoV-2». Se trata del primer caso de sospecha de efecto adverso grave a la vacuna en la comunidad de Andalucía.
El centro hospitalario privado, para llegar a la conclusión de que esta hepatitis podría estar relacionada con la inoculación de la vacuna, cruzó dos premisas: una de ellas es la hipótesis por descarte, es decir, que no la haya producido ningún otro medicamento, alimento, o enfermedad; y la segunda, la vinculación temporal con la vacuna. En este extremo, la mujer comenzó a sentirse mal desde el mismo día de la vacunación. A las 72 horas comenzó con ictericia (color amarillo de la piel), dolor abdominal, nauseas, y fiebre de hasta 38 grados a las 24 horas. El hospital realizó entonces todas las analíticas para comprobar que las posibles hepatitis autoinmunes eran negativas, así como virales, también negativas.
La posibilidad de que se registre este posible efecto adverso por la vacuna contra el Covid es ínfima. Una de cada cinco millones de dosis, de confirmarse los dos casos andaluces. Lo dice el director del Centro de Farmacovigilancia de Andalucía, Francisco Araujo, quien asegura a ABC que este equipo formado por farmacéuticos y médicos son «una garantía para el ciudadano. «Trabajamos por la seguridad de los medicamentos, entre los que están las vacunas; mirando con lupa desde una posible falta de eficacia de la vacuna a detectar efectos adversos en grupos o racimos en forma desproporcionada; estamos atentos».
Efectos adversos
«Los efectos adversos graves de las vacunas contra el Covid-19 suponen un 0,1 por ciento en España», asegura Araujo. «Al principio de la pandemia todo era novedad, pero ahora sabemos que en España se han administrado 70 millones de dosis de vacunas, y en Andalucía son 12 millones y eso va a permitir caracterizar muy bien los efectos adversos que son escasos», aclara el director de farmacología andaluz.
De momento, ni EE.UU., ni Europa, ni España, reconocen una relación directa entre la hepatitis aguda y la vacuna de Pfizer, «porque no se ha producido el número suficiente de hallazgos comparándolos con los aparecidos anualmente antes de la vacunación que haga saltar las alertas».
En cualquier caso, la Consejería de Salud y Familia de la Junta de Andalucía confirma que sí se han registrado en los sistemas de alerta médica ‘Notificaram’ siete casos de hepatitis tóxica en España vinculados con la vacuna de Pfizer como sospecha de efecto adverso grave, dos en Andalucía.
El caso de la mujer cordobesa de 47 años de Córdoba ha sido reportado por Quirón a la Autoridad Sanitaria recientemente, según ha confirmado este viernes el hospital privado cordobés. El juicio clínico de este caso está refrendado hasta por tres médicos del hospital privado y Salud reconoce que «coincide con ese tipo de sospecha de efecto adverso reportado por otros hospitales españoles desde el sistema de Notificación de Sospechas de Reacciones Adversas a Medicamentos».
La mujer afectada, dos meses después de este episodio de hepatitis tóxica, hace vida completamente normal, y ha instado a sus hijos a que se vacunen. «Soy consciente de la necesidad de la vacuna; me ha pasado a mí entre millones; es raro que pase y creo que puede ser peor contraer la enfermedad; a mi hijo le dije después de salir del hospital que sin dudarlo se vacunara», cuenta a ABC. Por su parte, la portavoz del Grupo Asesor del Coronavirus en Andalucía, Inmaculada Salcedo, dijo que estos posibles efectos adversos de la vacuna son «pocos y rarísimos». Y aclara que «nadie deja de conducir por miedo a accidentes o deja de beber alcohol que le puede provocar un problema de hígado o un cáncer con evidencia científica demostrada».
Francisco Araujo: «Los ciudadanos pueden estar tranquilos porque estamos vigilando la seguridad de vacunas y medicamentos»