ABC (Córdoba)

Lo sean en los recesos

▶ Tras ocho años al pie del banquillo, es una referencia en la Audiencia Nacional por el trato que dispensa a quienes van a juicio. Su máxima, que todos son iguales ante un tribunal. Su práctica, que también

- ISABEL VEGA

El largo pasillo que en la sede central de la Audiencia Nacional da acceso a las salas donde se celebran los juicios recuerda irremediab­lemente a un tanatorio, con sus temperatur­as por debajo de lo deseable y un paisanaje en corros que comenta en bajito entre el nervio y el susto. Allí, como aquí, también se acaban escuchando buenos chistes porque allí, como aquí, pocas cosas hay que hacer más que llorar o reírse. Y en ese trajinar de gente que espera a que el tribunal decida sobre una o varias vidas –que no son delitos de los de irse con una colleja a casa–, destaca entre abogadas de suela roja y acusados que van del traje caro a las chanclas la mirada atenta de Manuel Sánchez (Madrid, 1975), funcionari­o de la Administra­ción de Justicia o, lo que es lo mismo, el tramollist­a del teatro si un juicio lo fuera, cuando los celebra la Sección Cuarta que preside Ángela Murillo.

Delgado y con el pelo largo en coleta, es de los pocos buenos recuerdos que uno puede llevarse tras pasar por el banquillo. Un botón: en primavera, después de un año de juicio, un acusado que se acababa de jugar cien años de cárcel hizo uso de la última palabra exclusivam­ente para darle las gracias. Y no era la primera vez. «La verdad es que no me gusta que lo digan en público. Un día, la esposa de un acusado, que yo no sabía que había asistido, me paró después por la calle y me dijo ‘gracias por tratar con humanidad a mi marido’. Eso me gustó más».

Tras ocho años como «logista» de los juicios, ha visto desde «marineros sorprendid­os con un cargamento de hachís hasta presuntos estafadore­s de tarjetas de crédito», pasando por políticos y empresario­s de renombre de los que tienen un séquito de abogados y otro de periodista­s esperando a su llegada al tribunal. A todos, los trata de ‘don’. Insiste en que «no se puede prejuzgar» y aunque reconoce que «en la Audiencia Nacional no se ven cosas agradables», nunca puede uno perder de vista cuál es su papel. Su opinión, si la tuviera, se la dejaría en un cajón antes de salir de casa porque de otro modo, no podría hacer valer una de las máximas que le ha granjeado la simpatía de fijos y eventuales: «Tratar a todo el mundo con respeto» y sin distingos porque lo suyo, que al final es «la logística» del juicio, debe ser una extensión de lo que se cuece dentro. «Y en ningún lugar somos todos tan iguales como delante del tribunal». «Soy funcionari­o, no tengo que hacer la pelota a nadie. Es así. En la Sala somos todos iguales».

Desde la seguridad de quien lleva ocho años al pie del banquillo, tacha de ‘bulo’ que haya acusados de primera y de segunda –«con dinero puedes contratar un abogado con más recursos pero no necesariam­ente mejor»– igual que desmiente el «vuelva usted mañana» que se asocia al empleado de lo público porque a su alrededor se «echan muchas horas» exprimiend­o los medios disponible­s para que el sistema funcione.

Y eso que es un hecho que a la Audiencia Nacional hay quien vuelve más de una mañana y más de dos, sobre todo en las grandes causas de corrupción. Gente que, pese al trago, se para a saludarle. «Ninguna resolución judicial dice que no puedas ser educado ni amable con la gente. La línea roja es hablar del juicio, de eso no se habla. Pero, dentro del contexto, se puede destensar. Y aunque no puedes olvidar quién eres ni dónde estás, al final, siempre se acaba sabiendo quién es del Atleti».

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain