El casamiento engañoso (2021)
Sánchez echa mano de la receta más vieja ante el nacionalismo catalán: comprarlo, darle preferencia en inversiones
UY apurado debe de sentirse Pedro Sánchez cuando acude a la televisión, en el informativo nocturno nada menos, para contarnos su último embeleco. O embelecos si quieren, pues como buen farsante unió mentira y verdad, realidad y fantasía de punta a punta, para hacerlo más digestible. He estado a punto de iniciar esta postal evocando al duque de Lerma, valido de Felipe III, que caído en desgracia por desmanes de todo tipo se hizo nombrar cardenal, tras ordenarse sacerdote a toda prisa. Los españoles de aquel tiempo, que tenían más gracia y cuajo que nosotros, le dedicaron la letrilla: «Para no morir ahorcao/ el mayor ladrón de España/ se vistió de colorao», digna de Quevedo o Góngora. Hoy tenemos que conformarnos con «Para no perder el sillón/ el mayor Pinocho de España/ se fue al televisor». Pero me ha perecido más adecuado evocar ‘El casamiento engañoso’, una de las ‘Novelas ejemplares’ de Cervantes, en la que el alférez
MCampuzano y doña Estefanía se casan haciendo creer al otro que son acaudalados sin tener un chavo. Que es lo que va a ocurrir en la ‘mesa de diálogo’.
Pedro Sánchez, oliéndoselo, no quería asistir, dejando, como siempre, a sus leales que recibieran las bofetadas y el desgaste. Pere Aragonés le advirtió que, en tal caso, tampoco iría él. Exigía un encuentro de presidentes, España y Cataluña, tanto monta, monta tanto, aunque sea sólo para abrir el encuentro, tras un mano a mano inicial. Es lo que va a encontrar el jefe del Ejecutivo a lo largo de la negociación, por más que diga que la autodeterminación es inconstitucional. Para añadir «en estos momentos». Lo que abre la puerta para que más adelante lo sea. Son parches que duran lo que duran,
Van de pillo a pillo para engañar y engañarse, Sánchez echa mano de la receta más vieja ante el nacionalismo catalán: comprarlo, darle preferencia en inversiones, empezando por los 1.700 millones de euros que si no se usan en ampliar el aeropuerto de El Prat pueden dedicarse a otros proyectos. La protesta del resto de las comunidades autónomas –Andalucía pide ya otra ‘mesa’ bilateral– quiere mitigarse con política social. El alza de la luz se ‘detraerá’ de los beneficios de las compañías eléctricas, más la eliminación de ciertos impuestos, sin explicar cómo equilibrar el presupuesto. Y Junts exigiendo más que nunca autodeterminarse, ni siquiera va a asistir. Pero eso indica que su primer objetivo es recuperar el Gobierno de Cataluña, no la independencia. A veces me digo si no podríamos cedérsela tentativamente, para que se dieran cuenta de que si no pueden vivir con España, menos pueden vivir sin ella. No harían más que pelearse. Pero tampoco podemos olvidar a aquellos españoles.