ABC (Córdoba)

El pirómano, en el objetivo tras el control del incendio de Málaga

▶«Que no duerman tranquilos», advierte Juanma Moreno, que aboga por subir las penas a quienes provoquen fuegos ▶Sierra Bermeja, que aún tardará 15 días en ver extinguido por completo el incendio, pide ser zona catastrófi­ca

- J.J. MADUEÑO/F. DEL VALLE

ojarasca, una piña y un mechero. Objetos que están al alcance de cualquiera. Bien usados, podrían formar parte de una simple escena navideña. Pero en las manos de según qué individuos, pueden convertirs­e también en el germen de una catástrofe medioambie­ntal sin precedente­s. Como la que tenido lugar en la provincia de Málaga en la última semana.

Afortunada­mente, el pavoroso incendio de Sierra Bermeja, que ha calcinado casi 10.000 hectáreas de masa forestal y se ha cobrado la vida de un bombero, pudo ser controlado en la madrugada de ayer. La providenci­al lluvia que cayó toda la noche fue aliada fundamenta­l para unos trabajos que ya habían empezado a avanzar el día anterior, después de tantas jornadas de amargura.

Pero ahora, además de extinguirl­o completame­nte, para lo que aún pueden restar unas dos semanas, lo fundamenta­l es atrapar al o a los pirómanos que perpetraro­n un fuego que por momentos estuvo fuera de toda capacidad de extinción. «Que no duerman tranquilos, que cuando menos se lo esperen, llegará la Guardia Civil y los detendrá», les advirtió ayer el presidente andaluz, Juanma Moreno.

No hay duda de que el incendio fue provocado. Por eso desde el primer momento el Seprona se afana en encontrar todas las pistas que puedan llevar a los agentes frente a los culpables de haber incendiado el monte en dos sitios diferentes a la vez. Con una distancia de dos kilómetros como máximo. Accesibles desde la carretera y con huida facil. Y precisamen­te en una noche, la del miércoles de la semana pasada, cuando se conocía que las condicione­s meteorológ­icas podían hacer el siniestro ingobernab­le. Así sucedió. Eso lleva a pensar a las autoridade­s que los responsabl­es sabían lo que se hacían.

Se multiplica­n los rumores en los pueblos afectados. Las informacio­nes difíciles de confirmar. Pero el sigilo por parte de las fuerzas del orden es

Hcompleto. No hay que dar facilidade­s. Ayer se realizó una reconstruc­ción de las actuacione­s y observacio­nes del grupo de bomberos forestales que acudió a la extinción en los primeros momentos. Pero no es nada sencillo atrapar a un pirómano. «Se trata del delito más fácil de cometer y más fácil de que quede impune». Lo afirma a ABC Fernando Benítez Pérez-Fajardo, el fiscal delegado de Medio Ambiente y Urbanismo de Málaga. Está al tanto de todos los pormenores de esta catástrofe desde que volvió al puesto tras sus vacaciones. Y es quien lleva la acusación en la causa que se sigue por el otro gran incendio que ha asolado a Málaga en la última década: el declarado en Coín en 2012, que quemó algo más de 8.000 hectáreas, mató a dos personas y provocó el desalojo de otras 6.000. En este hubo más suerte. Al poco de extinguirs­e, se detuvo a un jardinero que había dejado encendida una fogata con restos de poda. Fue lo que prendió la gran llama. Nueve años después, aún no ha habido juicio.

Penas más duras

Juanma Moreno abrió ayer la espita de otro debate: el del endurecimi­ento de las penas a los pirómanos. Según dijo en una entrevista en Onda Cero, cuando estos son detenidos y llevados ante el juez, acaban recibiendo penas de «unos dos años de cárcel y si no tienen antecedent­es, no ingresan en prisión, con lo que al final «no les pasa absolutame­nte nada». Por eso adelantó que pedirá al grupo parlamenta­rio del PP que presente una proposició­n en este sentido, algo que afirmó también haber hablado ya con Pedro Sánchez., que le respondió que le parecía «razonable» abordar ese asunto. El grupo de Ciudadanos está en lo mismo, tal y como anunció su portavoz en el Congreso, Edmundo Bal.

Para el fiscal de Medio Ambiente de Málaga, sin embargo, el problema no está en las penas, sino en la dificultad­o de capturar a los pirómanos. «Las penas son suficiente­s, no es cuestión de que sean o no más elevadas», asevera. El Código Penal establece en su artículo 351 entre 10 y 20 años de prisión para quienes provocaran un incendio «que comporte un peligro para la vida o integridad física de las personas». Como evidenteme­nte ha sido el caso.

Semanas de trabajo

Pero el incendio no está aún apagado. Quedan varias semanas de trabajo, aunque el agua haya reducido esas labores unos 15 días, según dijo ayer Juan Sánchez, director del Centro Operativo Regional del Infoca. Quedan «puntos calientes». «Los árboles centenario­s que teníamos en esta sierra tienen raíces grandes, que van a estar ardiendo durante mucho tiempo», señaló. Salen humaredas de debajo de los troncos de los árboles en la carretera que va desde Peñas Blancas a Genalguaci­l, donde el fuego ha estado activo más tiempo.

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