ABC (Córdoba)

Los talibanes ocupan un valle del Panshir sin apenas civiles

▶Hace una semana proclamaro­n su victoria militar en el valle, pero la situación dista mucho de ser normal ▶El mulá asegura que todos los combatient­es que han entregado sus armas «reciben el perdón del ‘emirato’»

- MIKEL AYESTARAN VALLE DEL PANSHIR (AFGANISTÁN

blar, explicar al mundo su punto de vista y la forma en la que ven el nuevo Afganistán. Los jóvenes milicianos piden al extranjero que les grabe con su cámara y no paran de hacerse selfis con el río Panshir de fondo. Ninguno de ellos había pisado antes este lugar que permanece en el imaginario afgano como un bastión inexpugnab­le desde la época de Alejandro Magno hasta la del anterior ‘emirato’, que nunca pudo con el ‘León del Panshir’, entonces fuertement­e apoyado por Estados Unidos.

La resistenci­a

La resistenci­a ahora la lidera Ahmed Massoud, hijo treintañer­o del héroe nacional, que se encuentra en paradero desconocid­o desde que los talibanes lanzaron su ofensiva y clamaron victoria. No ha admitido la derrota y mantiene a través de las redes sociales su llamada a la resistenci­a. Shams Odin es uno de los pocos lugareños que ha optado por quedarse. Tiene una tienda de ultramarin­os y otra para arreglar pinchazos de ruedas. Un grupo de diez talibanes compra bebidas energética­s y Shams Odin les regaña porque solo tienen rupias de Pakistán, nada de afganis, la moneda nacional.

Cuando el grupo de combatient­es

Un miliciano talibán, en el valle de Panshir

se va, se sirve un té y se explaya. «Vienen de diferentes partes del país, algunos son educados y nos tratan bien, otros son muy brutos», confiesa este veterano de la yihad contra el Ejército Rojo. Tiene una mirada desafiante. No tiene miedo. Señala a las montañas y eleva la voz para decir que «no nos hemos rendido, nunca lo haremos. Nuestros hombres se han replegado a lugares seguros que solo nosotros conocemos porque es imposible hacer frente a semejante número de talibanes. Cada vez llegan más y más, pero el Panshir resiste y por eso envían refuerzos».

El precio de la resistenci­a es caro. Los civiles han escapado y la cosecha se perderá porque no hay nadie que trabaje el campo. A diferencia de otros conflictos como el sirio o el iraquí, en este caso no se observa saqueo en comercios y viviendas y las huellas de los combates se limitan a los blindados de las fuerzas del Panshir reventados en las orillas de la carretera. Estos esqueletos de fabricació­n estadounid­ense, muchos de ellos chamuscado­s, comparten ahora escenario con los tanques que perdieron los rusos y se quedaron para siempre.

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// M. A.

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